La dieta mediterránea también protege contra la enfermedad de Alzheimer
La elevación de homocisteína en la sangre es un factor de riesgo, según recientes estudios
La dieta mediterránea no sólo protege contra el infarto y determinados tumores. También puede retrasar o prevenir la enfermedad de Alzheimer, según indican recientes investigaciones científicas. "Trabajos muy recientes están demostrando que la elevación en sangre de los niveles de una sustancia llamada homocisteína constituye un factor de riesgo de contraer Alzheimer, como también lo es para las enfermedades vasculares", afirma Manuel Martínez Lage, profesor de neurología y jefe de la unidad de Alzheimer en la clínica Universitaria de Navarra.Como el resto de las demencias seniles, la enfermedad de Alzheimer se caracteriza por una pérdida progresiva de las funciones del cerebro, como la memoria, el juicio, el pensamiento abstracto y el lenguaje, así como por la aparición de problemas motores y de un deterioro general de las funciones del organismo, hasta llegar a la desintegración de las funciones superiores del sistema nervioso central y a la muerte.
El Proyecto Eurodem, un ambicioso estudio epidemiológico emprendido hace varios años en el que participan ciudades de todos los países europeos, entre ellas las españolas Zaragoza y Pamplona, está demostrando que muchas formas de Alzheimer son mixtas. Según Martínez Lage, en estos casos, la demencia de Alzheimer tiene un importante componente vascular, y ya está demostrado el efecto lesivo de la homocisteína sobre la pared de los vasos sanguíneos.
Antioxidantes
Martínez Lage explica que la elevación de la homocisteína en la sangre se puede combatir y prevenir con una dieta rica en folatos, unos micronutrientes que se encuentran principalmente en las verduras de hojas verdes, y con vitamina B12. "Otros trabajos", añade, "también apuntan hacia los beneficios de los antioxidantes contenidos en los taninos del vino tinto y en los de las vitaminas C y E, de las que son muy ricas los productos vegetales. En suma, la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, pescado y aceite de oliva, podría ayudarnos también a prevenir o retrasar el Alzheimer".
La incidencia de la enfermedad de Alzheimer está muy relacionada con la edad. Cuanto más avanzada sea la edad de una persona, mayor riesgo tiene de desarrollar la dolencia. Se estima que a partir de los 80 años afecta al 30% de la población de los países desarrollados, porcentaje que llega al 50 a partir de los 90 años.
Sin embargo, también se diagnostica esta demencia, descrita a finales del siglo pasado por el psiquiatra Alois Alzheimer, en edades tempranas, normalmente por encima de los 40 años. Según Félix Bermejo, presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), por debajo de los 65 es mucho menos frecuente, y generalmente en estos casos "suele corresponder a formas familiares, hereditarias y, por tanto, con un marcado componente genético".
Se estima que las formas precoces de la enfermedad representan entre el 2% y el 5% del total de las demencias de Alzheimer, y es frecuente encontrar varios pacientes dentro del mismo grupo familiar; por ejemplo, hijo, padre y abuelo, u otros parentescos de consanguinidad.
Uno de los aspectos más notorios de la incidencia del Alzheimer es que afecta al doble de mujeres que de hombres. Las razones no están todavía muy claras. Aunque todas las hipótesis apuntan a razones hormonales, por el momento no existe ninguna confirmación científica sobre las causas de esta desigualdad.
"No podemos todavía extraer conclusiones definitivas en este sentido", advierte Bermejo, "pero es un hecho evidente que las mujeres viven como media siete años más que los hombres y que la incidencia de la enfermedad se incrementa con la edad. Por ejemplo, las españolas tienen una esperanza media de vida de 83 años, mientras que la de los españoles es de 75 años".
Se estima que la enfermedad de Alzheimer afecta en el mundo a más de 15 millones de personas. Se trata de la demencia senil más frecuente: entre el 60% y el 80% del total. En España hay unos 400.000 afectados. Los especialistas prevén para las próximas décadas un aumento tan espectacular de la incidencia de Alzheimer, que ya vaticinan que será la epidemia del siglo XXI.
Tras los accidentes cardiovasculares y el cáncer, la enfermedad de Alzheimer es actualmente el tercer problema sanitario más importante en los países industrializados, con unos costes sociales muy elevados, que sólo en Estados Unidos, con cuatro millones de enfermos, se calcula en 90 billones de pesetas durante una década.
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