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EL PROCESO DE PAZ

Socialistas y PP tildan de "tomadura de pelo" el acuerdo de los nacionalistas sobre la violencia

Pedro Gorospe

El PNV y EA lograron ayer uno de sus objetivos. El documento firmado por los nacionalistas, aunque no incluye una condena explícita de los actos violentos, fue considerado suficiente por el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, para que EH aporte la mayoría parlamentaria al lehendakari, Juan José Ibarretxe. Sin embargo, "el empeño" en acabar con las vulneraciones de derechos aprobado con el apoyo de IU no convenció a la oposición. PP, PSE y UA calificaron de "tomadura de pelo" pretender formar una mesa de partidos con HB cuando algunos de los interlocutores "están amenazados".

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TEXTO DE EH
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TEXTO DE PNV y EA

El Parlamento vasco volvió a ofrecer ayer la foto, ya fija, del enfrentamiento entre los grupos en él representados. Los nacionalistas con el apoyo de IU, por una parte, y el resto de las formaciones, por otra, convirtieron el debate sobre la violencia callejera y el modelo de pacificación en una discusión sobre sobre el todo o el algo.El todo lo exigieron el PP, el PSE y UA, al considerar absolutamente necesario que cesen de inmediato las amenazas, coacciones y actos de sabotaje para iniciar el proceso de paz y reunir en una misma mesa a todos los partidos. Los nacionalistas defendieron el algo, el "paso" que supone la enmienda aprobada. En ella falta una condena expresa de la kale borroka (lucha callejera), pero a cambio suma a EH, la marca electoral de Herri Batasuna, en el "empeño" de evitar las vulneraciones de "los derechos individuales y colectivos", y apuesta por poner fin, de forma permanente, a "todas las expresiones de violencia".

El debate lo propició una proposición no de ley del PSE que buscaba la condena explícita y contundente de la violencia callejera. Un texto que obligó a los nacionalistas a enmendarlo con el apoyo de EH, porque de no haber acuerdo PNV y EA hubiera tenido que romper la unidad que mantienen desde que firmaron la Declaración de Lizarra.

Sin embargo, más que la búsqueda consensuada de una condena de la violencia, la enmienda se ha convertido en la llave para desbloquear la delicada situación del Gobierno en minoría formado por PNV y EA. Los nacionalistas buscaron un texto de mínimos que satisficiera a Ibarretxe y superara la condición impuesta por éste para aceptar el apoyo de EH, es decir, la renuncia a las vías violentas. Y salió aprobado con 39 votos, los que sumaron PNV (21), EA (6), EH (11) e IU (1), y la oposición de los 31 parlamentarios presentes del PSE, PP y UA.

Luz verde al apoyo de EH

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A pesar de que PNV y EA pusieron bajo el listón de las exigencias a EH, Arzalluz se apresuró a trasladar su satisfacción y a dejar claro el objetivo de la enmienda: "Se entiende que ellos no aceptan que un proceso político pueda ir de la mano de la violencia, y de eso se trataba. A partir de esta fórmula podemos entrar a discutir una acción o un acuerdo parlamentario de cuatro años o lo que haga falta", dijo en declaraciones a Radio Euskadi. Objetivo conseguido.

El precio de la estabilidad fue un nuevo debate parlamentario que dejó en evidencia la ruptura total de comunicación y de puentes entre los partidos que apoyan al Ejecutivo y el mundo no nacionalista. El portavoz del PSE, Fernando Buesa, defendió su propuesta contra la violencia callejera con una imagen: "Los nacionalistas nos quieren hacer creer que ellos son los buenos porque quieren solucionar un conflicto que dicen de origen político, y los demás, o sea nosotros, a los que nos toca sufrir, los malos". Los socialistas responsabilizaron al Gobierno de las futuras coacciones, amenazas y sabotajes que se puedan producir, "por seguir con quienes no las condenan" de manera clara.

El portavoz del PNV, Joseba Egibar, le respondió que el acuerdo nacionalista es "un paso en la dirección adecuada" y pidió "perspectiva" a los grupos de la oposición para entender el proceso de paz. Porque, según dijo, no sólo las coacciones y amenazas son vulneraciones de derechos. "También están vulnerados los derechos de los presos de ETA. No quiero soberanía sin paz. No la quiero si para ello hay que pisotear los derechos humanos de las personas", aclaró.

Los populares reprocharon al PNV su sumisión. "En esta enmienda no buscan paz ni democracia, sino que responden al mandato de ETA", y sólo buscan la "mayoría nacionalista", increpó Leopoldo Barreda. "Hablemos sólo de paz: ni de condiciones ni de peajes de Estella, sólo de paz", concluyó. Una afirmación que fue respondida por el número uno de EH, Arnaldo Otegi: "La reflexión que tienen que hacer ustedes es que la paz no sé si tiene precio, pero la guerra tiene un precio incalculable".

Carlos Garaikoetxea, de EA, se quejó de las tertulias radiofónicas hostiles, y recordó al PP y al PSE que su esfuerzo sólo tiene un objetivo, la paz. El coordinador de IU, Javier Madrazo, dijo que su apoyo al texto "deficiente" de los nacionalistas se debe a que "es un paso hacia adelante".

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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