Prácticas cotidianas explican el salto del virus del sida del chimpancé al hombre
La alta variabilidad de los retrovirus los hace especialmente dispuestos para la infección
Pudo ser en las prácticas de caza y descuartizamiento de chimpancés para el consumo humano, o en el mismo acto de comer esa carne de mono, o en cualquier actividad que pusiera en contacto sangre de esos animales con sangre humana... lo cierto es que en alguna ocasión, o en varias, el virus de inmunodeficiencia de simios (VIS) dio un salto oportunista desde el mono al hombre y originó el sida.Nadie sabe exactamente qué práctica permitió el contagio, pero al menos los científicos conocen ahora la especie concreta de mono que, muy probablemente, fue el origen del célebre virus de inmunodeficiencia humana (VIH-1) que causa el sida. Se trata del Pan troglodytes troglodytes, una subespecie de chimpancé que vive en África ecuatorial occidental y hasta la que unos investigadores de EEUU han logrado rastrear evolutivamente este virus. La clave está en la gran similitud molecular entre este virus humano y una versión del VIS, la VIScpzUS, aislada en tejidos de un chimpancé -utilizado para cría en Estados Unidos y fallecido en 1985- por Feng Gao y sus colegas, que presentan su hallazgo en Nature (4 de febrero).
¿Por qué se produce el salto del virus de una especie a otra? "Son virus endógenos del mono y no le causan enfermedad, igual que nosotros tenemos retrovirus en nuestro genoma y no son patógenos, o las aves tienen virus de la gripe", explica Esteban Domingo, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (Madrid) "Pero los virus son muy dinámicos evolutivamente y pueden surgir formas mutantes capaces de infectar las células de otra especie distinta al hospedador y reproducirse en ella".
Vías de contagio
Las vías de contagio de los virus son múltiples, pero tanto el VIS como el VIH se transmiten por contacto de sangre. Y cuando se habla de relaciones con monos, ya sea de caza o de consumo, señalan los expertos, no se puede excluir que un cazador o un carnicero tengan una herida en la mano o una ulceración, o que quien come su carne (cruda o poco hecha ¿por qué no?) padezca una llaga en la boca por la que su sangre entre en contacto con la de chimpancé. ¿Tal vez algún ritual con vísceras o fluidos de mono? ¿O relaciones sexuales de humanos con estos animales? No hay que olvidar que el contacto con los chimpancés es habitual en las poblaciones de esas regiones africanas, recuerdan Gao y sus colegas. Ellos se inclinan por la caza para el consumo como puente de una especie a otra.
También se ha considerado la posibilidad de que la vía de entrada en el hombre fueran vacunas elaboradas en cultivos celulares de mono, en células de chimpancé que estuviera infectadas por VIS. "Esta hipotética vía de infección ha preocupado a los virólogos en éste y otros ejemplos, pero no conozco ninguna infección importante en humanos que se haya producido así", dice Domingo.
Lo que no le parece verosímil son las apuestas, que también han tenido su público, por un origen intencionado y malévolo del sida en algún laboratorio secreto dedicado a la guerra biológica. "La naturaleza ofrece suficientes explicaciones como para no tener que recurrir a estas fantasías", considera Domingo. Tampoco a Luis Enjuanes, virólogo del Centro Nacional de Biotecnología (Madrid), le parecen creíbles los engendros artificiales para explicar el origen del sida: "Hoy en día es muy convincente la evidencia científica de que existía un virus en monos africanos que ha pasado al hombre. Se ha demostrado que los dos retrovirus, VIH-1, VIH-2, igual que el HTLV, que provoca una forma de leucemia, tienen sus correspondientes antecesores en virus de monos".
Gao y sus colegas afirman que según sus análisis evolutivos, los tres subtipos conocidos de VIH-1 (el M, el O y el N) corresponden a tres saltos diferentes del VIScpz del chimpancé al hombre. Y recuerdan que ya se había demostrado el origen del otro virus del sida, el VIH-2, en monos africanos.
"La transmisión de retrovirus de primates a humanos probablemente es bastante frecuente. Pero la difusión epidémica en la población humana es un acontecimiento mucho más raro", comentan en Nature los expertos Robin Weiss y Richard Wrangham. Advierten, sin embargo, que estos saltos interespecies preocupan también por la posibilidad de que se den desde especies más alejadas del hombre que el mono, como el cerdo, si sus tejidos se usan para transplantes de órganos.
¿Queda zanjado el asunto del origen del VIH-1? Posiblemente, aunque no se puede descartar, comenta Domingo, que se encuentre en otra especie un virus más parecido aún al del sida que el VIScpz. "Pero tampoco es fácil que un virus de una especie se adapte a muchas otras", dice. "Afortunadamente hay ciertas fronteras porque un virus tiene su identidad y no infecta a cualquier organismo. Los saltos de una especie a otra son acontecimientos ocasionales".
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