Bruselas envía alimentos a Rusia, pero teme a la corrupción del país

La Comisión Europea ha iniciado las licitaciones para enviar a Rusia un enorme paquete de ayuda alimentaria de urgencia, por importe de 400 millones de euros (más de 66.000 millones de pesetas), aterrorizada por la probabilidad de que sean pasto de la corrupción. Ese temor paralizó al Ejecutivo comunitario durante semanas, porque ni los altos funcionarios ni los comisarios querían poner su firma bajo textos de los que algún día pueda surgir un escándalo.El clima de caza de brujas, corruptas o inmaculadas, no se ha despejado en Bruselas tras la superación de la moción de censura parlamentaria a la Comisión, lo que paraliza o ralentiza la actividad del Ejecutivo. Durante semanas, nadie ha querido firmar el paquete de ayuda alimentaria urgente a Rusia decidido en diciembre por el Consejo. Fue pedido por los gobiernos y apoyado por el Parlamento para apoyar la estabilidad política en Moscú, dar salida a las enormes existencias de cereales intervenidos en los almacenes de intervención de la Unión Europea (UE) y engordar a los tratantes de cerdo, cuya sobreproducción ha arruinado los precios porcinos. Los Quince exigieron también algo casi imposible: que Bruselas garantizara la llegada de los alimentos, sin mordidas, a su destino final.

De momento se prevén otras cautelas. La ayuda se otorgará por fases, y toda fase posterior podrá aplazarse o suspenderse si ha habido descontrol. Otra vez la Comisión ha tenido que optar entre paralizarse ante la urgencia o arriesgarse a ser acusada de mala gestión. Y ha vuelto a optar por el voluntarismo.