La fiesta latina española llena de diversión mestiza el Midem de Cannes
Una noche flamenca cerrará hoy la participación española en el mercado del disco
La fiesta latina que montaron la noche del lunes tres bandas españolas en Cannes fue un gran ejemplo de los efectos benéficos que tiene una inyección de marcha mestiza y diversión sin artificios. Amparanoia, La Barbería del Sur y Dusminguet dieron caña de sobra para poner al público a bailar, y contribuyeron a curar durante un rato la paranoia colectiva que produce la piratería, que amenazaba con convertir la 33ª edición del Midem en un pañuelo lleno de lamentos gubernamentales y lágrimas de cocodrilo industrial.
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) trata de ayudar a que los artistas hispanos vayan venciendo el miedo a enseñar y promover sus obras en Internet, y ha presentado en Cannes su Archivo Audiovisual Iberoamericano, un programa madre de promoción del repertorio que pretende incluir 500.000 obras vivas (discos y películas, sobre todo) en una web semiprivada que dé cobijo a creadores, productores, editores e intérpretes de España, América Latina, Portugal y Brasil, permitiéndoles, además, meter sus webs personales o institucionales ahí dentro para más seguridad.Según cuenta el coordinador del programa, Pepe Neri, el sistema está concebido como una herramienta casi infalible para recaudar derechos en todo el mundo y para que todo tipo de autores, desde los más célebres a los que aún no han publicado nada, registren y vendan sus obras a través de Internet. Ese fin tan loable y justo como materialista se garantiza curiosamente con un cacharrito invisible, una marca de agua llamada ISWC, que consiste en un código secreto que se incorpora a cada imagen y cada canción, y que, si alguien intenta trincar ese material sin permiso, lo autodestruye en cinco segundos.
El código de agua, que reconocen ya todas las sociedades de liquidación de derechos del mundo, permitirá saber adónde va (y quién emite) hasta el más mínimo suspiro de Los del Río, por ejemplo.
Prosperidad y creatividad
Por cierto que el dúo sevillano está entre los numerosos intérpretes españoles que han firmado el Manifiesto de los 500 artistas, un documento contra la piratería que ha entregado el infatigable Jean Michel Jarre al Parlamento Europeo y que reclama, ahora que Bruselas discute las leyes de propiedad intelectual que regularán la era digital, una legislación más dura y eficaz que defienda "la prosperidad y la creatividad" de los músicos.Entre los firmantes, como un solo hombre, hay viejas glorias y noveles de todos los ámbitos, desde Charles Aznavour, The Corrs, Rostropóvich o Iron Maiden hasta Raimundo Amador, Rosana Arbelo, Enrique Bunbury, Manolo García, Alejandro Sanz y Presuntos Implicados.
Los que no están en la lista, seguro, son Dusminguet, un grupo catalán, de La Garriga, que debutó ayer con gran éxito en el Midem y que hace sólo dos meses estaba, según dijo uno de sus componentes, "dando palos a la batería allí en el pueblo". Los autores de Vafalungo, un primer disco que, como el nombre del grupo, toma el nombre de unos grafitti que alguien escribió en unos muros del pueblo, demostraron ser unos desinhibidos y cachondos herederos de Mano Negra, y contagiaron su verbenismo de inspiración pirata (con perdón) a un público bailón y entregado.
Con ellos, triunfaron en toda regla la arrolladora Amparanoia, que presentó algunas canciones de su nuevo disco, Feria furiosa, y La Barbería del Sur, que también ha venido con un trabajo caliente entre las manos (sale a la venta en febrero). El disco se titula, "para mayor confusión de esos que nos acusan de estropear el flamenco", dijo El Paquete, Arte pop, y no tiene casi nada de flamenco. O mejor, como dijo El Negri: "Muchas músicas, vistas por dos flamencos". Hoy, como gran fin de fiesta, y si la niebla de Barajas lo permite -ayer se canceló el vuelo que los traía-, los flamencos tomarán al abordaje el gran Palacio de Festivales.
Babelia
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