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MEDIO AMBIENTE

70.000 metros cúbicos de basura nuclear en Reino Unido

La extensión del furor nuclear se acaba de magnificar en el Reino Unido tras la publicación de un informe según el cual más de la mitad de los 70.000 metros cúbicos de basura atómica acumulada en 22 sitios del país podría comenzar a filtrarse por la falta de control y de garantías que la industria de reciclaje de residuos ofrece en el presente. El estudio realizado por el Nuclear Installations Inspectorate y publicado por la prestigiosa revista New Scientist aconseja la creación de por lo menos veinte depósitos adicionales para impedir que los británicos sufran las consecuencias de un accidente de proporciones apocalípticas. La advertencia está en mente de la población gracias a una consistente campaña de los grupos defensores del medio ambiente que denuncian el innecesario riesgo de la planta de Sellafield, en Cumbria, el principal nuclear en el Reino Unido. Sellafield tiene "serios problemas estructurales" y plantea el peligro de fugas de plutonio que, al ir a parar al mar, incluso convierten a las gaviotas en verdaderos "bombarderos" de material radioactivo porque se alimentan de peces contaminados y defecan en vuelo sobre areas de cultivo, parques, playas, calles y mercados.Más aterradora resulta la perspectiva de un deterioro total de los depósitos de combustible nuclear usado que supuestamente está corroyendo depósitos metálicos teóricamente seguros. La crisis de los depósitos nucleares en el Reino Unido data de hace varias décadas. Alcanzó su cúspide en 1997 cuando el gobierno rechazó planes de la compañía recicladora Nirex para crear un depósito subterráneo.

Herencia de Thatcher

Ahora existen proyectos para construir uno hacia el año 2012, pero expertos citados por el New Scientist dudan que vayan a materializarse. "El desastroso estado de la política de destrucción de material nuclear subraya la estupidez de las fórmulas de reprocesamiento", declaró David Lowry, especialista en temas ambientales.En la década pasada, el gobierno conservador de Margaret Thatcher impulsó el proyecto de construir centrales nucleares en el Reino Unido. Presentado como un modo barato y limpio de generar energía eléctrica, el plan representaba en cierto modo una ambición mayor. "Deseosa de desarbolar a los sindicatos mineros, la primera ministra acabó con una industria tradicional basada en el carbón", según Rob Garner, profesor del departamento de Políticas de la Universidad de Leicester. Estudios realizados sobre la actitud británica frente a las plantas de reciclaje demuestran que la mayoría de la población está en contra.

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