"Nos podemos convertir en el cuarto país en la lista negra"

"El Gobierno español, como en ocasiones anteriores, manifiesta su solidaridad con sus aliados y con el resto de la comunidad internacional, y confía en el pronto restablecimiento de la legalidad internacional", aseguraba el comunicado difundido por el Gabinete de José María Aznar en la madrugada del día 17 de diciembre, pocas horas después del primer bombardeo. España fue el único país europeo en respaldar la acción."¿Realmente era necesario?", se preguntan tanto los empresarios españoles con intereses en Irak como los propios responsables iraquíes. "El reconocimiento de una operación de terceros no lleva al país a ningún sitio", señala Agustín Ramírez, director general de Sarlín. Ramírez coincide con Milagros Álvarez, gerente de Intagsa, en que "se necesita resolver la situación creada, y que cuanto antes se haga algo, menos afectará".

"No entiendo que España tome postura", comenta visiblemente enfadado Juan Antonio Albandof, gerente de Elditrel, una sociedad que representa a cinco fabricantes del sector eléctrico. Albandof, que se queja de la falta de apoyo de las autoridades españolas y de la descoordinación entre los ministerios de Exteriores y Comercio, regresó de Irak apenas dos días antes del bombardeo. "Tras casi cinco años apoyando este proyecto comercial, todo se puede ir al garete y nos podemos convertir en el cuarto país de la lista negra", lamenta descorazonado. Los primeros son Estados Unidos, Reino Unido e Israel.

Elditrel, que ya ha desarrollado tres proyectos por un importe de 650.000 dólares (100 millones de pesetas), teme ahora por la suerte de los otros tres (dos millones de dólares), uno de los cuales ya ha sido aprobado y sólo está pendiente de la asignación de fondos. "Son empresas con una facturación anual de entre 500 y 700 millones de pesetas, con lo que estos contratos suponen entre el 30% y el 50% del total", insiste.