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Clinton propone el mayor incremento del presupuesto de Defensa desde Reagan

El presidente de EEUU pide otros 14 billones de pesetas para los próximos seis años

Bill Clinton anegó ayer los diarios e informativos de las cadenas de radio y televisión con un montón de propuestas destinadas a transmitir la imagen de que, pese a estar procesado por la Cámara de Representantes y pendiente de juicio en el Senado, sigue siendo un presidente en plena forma. La más llamativa fue la de incrementar, por primera vez desde la guerra del Golfo, el presupuesto de Defensa. Clinton quiere que, a partir del próximo otoño y a lo largo de seis años, EEUU gaste 100.000 millones de dólares (14,2 billones de pesetas) adicionales en modernizar y reforzar sus Fuerzas Armadas.

Ese incremento del dinero entregado por los contribuyentes norteamericanos al Pentágono sería el más espectacular desde que Reagan lanzara en los años ochenta la llamada guerra de las galaxias, el programa armamentístico norteamericano que no pudo igualar la Unión Soviética y precipitó la caída del imperio comunista. Los resultados de ese programa también se materializaron en la guerra del Golfo de 1991, cuando las fuerzas de EEUU aplastaron sin problemas a las de Sadam Husein.Desde la guerra del Golfo, EEUU, carente de un rival militar de envergadura, ha reducido un año tras otro su presupuesto de Defensa en términos reales, es decir, una vez descontada la inflación. El propio Clinton conquistó en 1992 la presidencia predicando que, ganada la guerra fría y aplicado un severo correctivo a Sadam, era hora de que los recursos públicos de EEUU se concentraran en asuntos interiores, especialmente en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Pero este hombre que escapó al servicio militar en Vietnam le ha ido cogiendo gusto en la Casa Blanca a su papel de "comandante en jefe" y a sus tratos diarios con la CIA y el Pentágono.

El Pentágono, que le ha servido con lealtad en los bombardeos de Irak, Afganistán y Sudán, considerados por muchos como una cortina de humo para ocultar los escándalos de su presidencia, ha terminado por pasarle factura a Clinton. Le ha convencido de que el "envejecimiento" del arsenal de EE UU y la participación de sus fuerzas en la pacificación de Bosnia y la "contención" de Irak exigen un incremento importante del gasto militar.

En su proyecto de presupuestos generales para el año fiscal 2000, que comienza el próximo otoño, Clinton propondrá al Congreso un incremento del gasto de Defensa de 12.000 millones de dólares, destinados a la modernización del arsenal. Los salarios de los militares también subirán un 4,4%, el mayor aumento desde 1982. Será el primer paquete de un gasto adicional total de 100.000 millones de dólares a desarrollar en seis años. Clinton anunció ayer ese plan en su discurso radiofónico de los sábados y lo presentará al Congreso dentro de un mes.

Estados Unidos terminó el pasado año fiscal con una situación de déficit crónico de las finanzas públicas. La reducción del gasto pactada por Clinton y la mayoría republicana del Congreso y el incremento de los ingresos derivados de la buena situación económica del país provocaron ese fenómeno, que Clinton considera uno de los grandes éxitos de su presidencia. Todas las previsiones señalan que éste y los próximos años serán de superávit presupuestario en EEUU. Los republicanos querrían aprovecharlo para rebajar los impuestos, y Clinton, para crear un fondo especial que garantice el porvenir del sistema público de pensiones de jubilación, la Seguridad Social estadounidense. Ahora, Clinton ha introducido en ese esquema el incremento del gasto militar, causa popular entre sus compatriotas. Pero Clinton, que regresó a la Casa Blanca tras dos días jugando al golf con amigos en Carolina del Sur, también lanzó ayer un guiño a los más desfavorecidos. Anunció que su proyecto de presupuestos contendrá un aumento del 12% en la ayuda a los pequeños productores de carne y volatería.

Sus portavoces sólo filtraron una cita de los días de retiro de Clinton en Carolina del Sur. El primer presidente procesado en este siglo y el segundo en la historia de EE UU quiere "terminar con la política de destrucción personal" y aprovechar sus dos últimos años en la Casa Blanca para implicar a los dos partidos en "las cosas que preocupan a los norteamericanos", en particular la salvación del sistema público de pensiones de jubilación.

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