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La cultura científica se coloca al final del centenario del 98

La Residencia de Estudiantes expone un siglo de ciencia en España con objetos originales

Blas Cabrera, Santiago Ramón y Cajal, Albert Einstein, Lucas Mallada, Miguel Catalán, Severo Ochoa, Ignacio Bolívar, Leonardo Torres Quevedo, madame Curie, Pío del Río Hortega son los nombres que figuran en el exterior de la carpa que completa la exposición Un siglo de ciencia en España. La Residencia de Estudiantes, de Madrid (Pinar, 23), inaugura esta tarde la muestra, que cierra los actos que han revisado el centenario de 1898.

El pabellón Transatlántico, donde estuvieron los laboratorios de la Residencia de Estudiantes, lugar de las investigaciones de Juan Negrín, Del Río Hortega, Lafora, Cabrera, Severo Ochoa o Grande Covián, contiene hasta finales de febrero un centenar de objetos y documentos originales de la exposición Un siglo de ciencia en España. Por las mismas salas han pasado Albert Einstein y madame Curie.El proyecto, financiado por la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, tiene una primera parte en la muestra Imágenes de la ciencia en la España contemporánea, abierta en la Fundación Arte y Tecnología, de Telefónica de Madrid, siendo su comisario el historiador de la ciencia Antonio Lafuente.

Entre el retrato de Joaquín Echegaray, de Joaquín Sorolla, y el audiovisual que cierra el montaje, el comisario de la exposición, José Manuel Sánchez Ron, historiador de la ciencia y físico, plantea "un discurso histórico, social y económico" de la ciencia en España, centrado en los personajes más significativos, el contenido de las distintas disciplinas y las instituciones vinculadas al desarrollo científico. Como comisario adjunto de la exposición figura Santos Casado.

Sánchez Ron señala que se ha convertido en lo último del 98, dentro de las celebraciones del centenario de la pérdida de las colonias ultramarinas, dentro de una tradición de alejamiento y marginación de la ciencia. "El futuro de España no puede permanecer al margen de la ciencia". Añade que la historia de la ciencia y la técnica "es un apartado más para poder construir una historia general contemporánea", y la exposición, además de su carácter pedagógico, quiere recordar "una historia como problema y como logros", donde el visitante se puede encontrar desde una réplica de un maxilar de un homo antecessor del yacimiento de Atapuerca hasta un prototipo del satélite Intasat.

Cambio de mentalidad

El cambio de siglo y de mentalidad sobre el papel de la ciencia inicia el recorrido de la exposición, con los retratos de Sorolla, la maqueta del transbordador del Niágara de Torres Quevedo, la primera versión española del Origen de las especies, de Darwin, y cartas de Negrín y Giner de los Ríos, que da paso a los naturalistas de finales del siglo XIX, con el trabajo de geólogos, botánicos y zoólogos.Los centros de trabajo son el Museo Nacional de Ciencias Naturales y el Real Jardín Botánico. La exposición presenta el martillo de geólogo de Lucas Mallada, un mapa geológico de 1873 y colecciones de insectos de Ignacio Bolívar.

Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina de 1906, ocupa un espacio con sus dibujos y preparaciones histológicas para estudiar el sistema nervioso, junto a otros trabajos de Negrín, Pi i Sunyer, Turró y Zulueta, con el espectrógrafo de Catalán y los aparatos de magnetismo de Cabrera. La guerra civil -se exponen libros con balas incrustadas- y el exilio afectan a la ciencia, "que queda destrozada", según Sánchez Ron, hasta los años sesenta. El comisario dice que junto a los científicos hay que situar a las instituciones, como la Junta de Ampliación de Estudios, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) o la Junta de Energía Nuclear, y los proyectos de futuro, como el gran telescopio de Canarias, en una maqueta.

El montaje sólo da "algunos brochazos" sobre la situación de los últimos 30 años, que son analizados en varios artículos del catálogo, aunque se ilustran con el primer reactor de fusión español, el Tokamak TJ-1, y el satélite Minisat. Una maqueta de la zona de la Residencia recuerda también los edificios del CSIC, con planos de Fisac, Sánchez Arcas y Lacasa.

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