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EL 'CASO PINOCHET'

El Ejército chileno afirma su compromiso con los principios de la dictadura pinochetista

El Ejército chileno reaccionó con gran dureza tras la decisión del ministro británico de Interior, Jack Straw, de dar luz verde al proceso de extradición del exgeneral Augusto Pinochet. El comunicado difundido ayer por los uniformados contiene dos elementos que llaman poderosamente la atención: por primera vez desde la detención del exdictador, el Ejército no expresa su apoyo explícito al Gobierno y al presidente de la República (sí se lo da a su excomandante en jefe) y afirma "su compromiso con los valores y principios que sustentó el Gobierno militar".

En el comunicado difundido ayer, el Ejército se declara "profundamente conmocionado" por la noticia, "ante la certeza de que se trata de una medida abusiva, humillante, incongruente con principios jurídicos fundamentales e inconsecuente con su calidad de exjefe del Estado, excomandante en jefe del Ejército y senador de la República".En otro punto, la institución que comandó durante 25 años el general Pinochet declara que "las gestiones realizadas por el Gobierno hasta la fecha no han logrado los objetivos propuestos, contribuyendo a ello la actitud de personas que a través de numerosos actos dentro y fuera de Chile han perjudicado de forma reiterada las gestiones realizadas". Se trata de una nueva alusión directa, aunque sin dar nombres, a los diputados socialistas como Isabel Allende y Juan Pablo Letelier que viajaron a Europa para defender el procesamiento de Pinochet.

El Ejército transmite un mensaje mitad enigmático y mitad amenazante cuando afirma que "no puede dejar de manifestar que los hechos y el rol jugado por los diferentes actores han calado profundamente en la conciencia de cada uno de sus integrantes". Los militares hablaron después de que lo hiciera el Gobierno, por boca del ministro del Interior y presidente en funciones, Raúl Troncoso, quien anunció la retirada temporal del embajador ante el Reino Unido, Mario Artaza (llamado a consultas a Santiago), y una nueva convocatoria -la tercera desde la detención de Pinochet- del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), organismo que reúne a las máximas autoridades civiles y militares.

La conmoción del Ejército y el malestar de las autoridades y los dirigentes de la derecha pinochetista contrastaba con la más absoluta normalidad en las calles de Santiago. La decisión británica no sorprendió prácticamente a nadie y la ausencia de reacciones airadas empieza a denotar el cansancio de un número creciente de chilenos sobre el caso Pinochet.

La noticia pilló descabezado al Ejecutivo chileno, ya que el presidente, Eduardo Frei, y el ministro de Exteriores, José Miguel Insulza, asisten a la cumbre del Mercosur que se celebra estos días en Río de Janeiro. Raúl Troncoso habló en nombre del Gobierno para expresar el rechazo "enérgico" del fallo del ministro Straw, y anunciar que las autoridades chilenas "utilizarán todos los medios a su alcance para revocar esta decisión". "Ningún tribunal de un país extranjero puede juzgar a un compatriota por delitos cometidos en nuestro territorio", reiteró por enésima vez el portavoz gubernamental, a la vez que hizo un llamamiento a la ciudadanía a la calma y a no dejarse llevar "por las pasiones".

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Consumo interno

Tanto la llamada a consultas del embajador en Londres como la convocatoria del Cosena son decisiones de claro consumo interno para los sectores más inquietos por el futuro de Pinochet, en concreto las Fuerzas Armadas. Es en el Cosena, institución creada durante la dictadura, donde los generales se sientan en pie de igualdad con los dirigentes políticos y donde plantean sus pretensiones.Con anterioridad, en protesta por el veredicto de la Audiencia Nacional español a favor de la competencia para juzgar a Pinochet, Chile retiró temporalmente a su embajador en Madrid. Las miradas se dirigen ahora hacia los cuarteles, en busca de señales que permitan atisbar el estado de ánimo en los cuartos de banderas. No han faltado voces que se han encargado de caldear el ambiente, como la del exvicecomandante en jefe del Ejército Guillermo Garín, quien dijo el domingo que sería muy difícil para los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas controlar lo que pasará en los cuarteles si Pinochet no regresa pronto a Chile.

Ayer, el exgeneral Luis Cortés Villa, director de la Fundación Pinochet, declaró: "Cuando la esperanza comienza a perderse, la paciencia se va agotando y la impaciencia va creciendo. Siento dolor y pena, pero también mucha impotencia". El ministro de Defensa, José Florencio Guzmán, aseguró, por su parte, que las relaciones cívico-militares son suficientemente sólidas y que no había ningún conflicto con el Ejército.

Los dirigentes de la derecha pinochetista se agarraron al argumento de que "era previsible" porque "se trata de un socialista más que atenta contra la soberanía de Chile", en palabras de un diputado de la Unión Demócrata Independiente. "Confabulación socialista con un juez español", decía Juan Antonio Coloma, del mismo partido.

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