La farsa
Lo del señor Arzalluz clama al cielo. La pasada campaña electoral del 25 de octubre, desde uno de sus púlpitos, abrió el primer acto diciéndonos que de ninguna manera el PNV pactaría un gobierno con EH. El día 30 de noviembre, desde Sukarrieta, da comienzo al segundo acto, se quita la careta de demócrata y entre parábolas da la bienvenida a sus hijos descarriados, homenajeándoles e invistiéndoles con el título de patriotas vascos. Da comienzo el tercer acto dejando al señor Ibarretxe como su madre le trajo al mundo. Después de decirle por activa y por pasiva que no sería criado del PNV, ni rehén de EH, se contradice y le ordena que pierda el miedo a gobernar con EH y termine la farsa mantenida con el PSE-EE. ¿Qué será ahora el señor Ibarretxe, el mayordomo de EH? Yo no dudo de las buenas intenciones del señor Ibarretxe: sabíamos que tenía las manos atadas por mantener el pacto entre el PNV y EH. El PSE intentó por todos los medios llegar a un acuerdo con el PNV renunciando a parte de sus postulados, con el propósito de garantizar un gobierno en el cual, se sintieran representados la mayor parte de los ciudadanos, presentando una propuesta de pacificación basada en el consenso, sin imposiciones por ninguna de las partes y sin limitaciones, aprovechando todas las puertas que nos ofrece nuestra autonomía y la Constitución. Sin embargo, fueron desechadas de antemano por el PNV, que ni tan siquiera movió una coma. Sus dirigentes olvidan que hoy en día se siguen realizando amenazas y agresiones contra los ciudadanos y sigue colgando sobre nuestras cabezas la espada de Damocles, aún que se encuentra desenfundada. Es legítimo el gobierno que pretenden formar el PNV y EA, con el apoyo de EH, pero debemos estar vigilantes y defender los derechos de los ciudadanos, desde las instituciones o en la calle, cuando se intente coartar éstos con políticas dirigidas a una parte de la sociedad en detrimento de la otra.- Francisco Javier Gómez Herrero. Abanto. Vizcaya.
Luces y ecología
Lo del Ayuntamiento de Vitoria es para nota. Como confunde ecologismo con intervencionismo, ha dajado a la ciudad sin iluminación callejera. Todo por exigir a los comerciantes que los adornos estén iluminados con unas bombillas de bajo consumo. Luego nos enteramos que, para pasar el ridículo de que Vitoria sea la única capital sin ambientación navideña en el centro, va a comprar urgentemente y por su cuenta los arcos. Con lo que el ridículo ahorro pretendido se va aconvertir en un gasto multiplicado con los recursos de todos. Genial.- Andrés L. Angulo. Vitoria-Gasteiz.
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