Corderos
JOSÉ MANUEL ALONSO Primer episodio (nacimiento del séptimo arte, antes de las guerras mundiales; voz de Charles Chaplin, aquél que hiciera las imágenes y gags más tragicómicos de la historia durante muchos años y el mejor cortometraje, de siete minutos): "De niño, al final de nuestra calle había un matadero y los corderos pasaban delante de mi casa en su camino al sacrificio. Alguno se escapaba y echaba a correr calle abajo ante la algazara de los espectadores. Los que trataban de echarle mano se tropezaban entre ellos. Yo me reía, encantado del pánico del animal y de sus ágiles saltos. ¡La escena parecía tan cómica! Pero cuando cogían al cordero y lo llevaban al matadero me daba cuenta de su sino y de la realidad de la tragedia, y me metía corriendo en casa gritando y llorando: ¡Van a matarle! ¡Van a matarle!. Esas cacerías cómicas no se apartaban de mi imaginación. Me he preguntado si aquellos episodios establecieron los cimientos de mis futuras películas". Segundo episodio (año 103 del cine, en plenas guerras locales; resumen del guión de la película Patesnak, un cuento de Navidad, último cortometraje ganador del Festival de Bilbao): "Paulok es un niño de siete años. Probablemente ha nacido con la guerra: no ha abandonado su condición de niño pero los acontecimientos lo han curtido lo suficiente como para contemplar la muerte con frialdad junto a su madre (...). Benda es un niño de cuatro años. No entiende todavía los peligros de la situación y esto le cuesta su vida y la de su madre". Son trece minutos de drama, de tragedia. Sin nada de comicidad. Sin un hálito de divertimento. "Es el temor a la muerte; todo el temor de la muerte", confesaba el joven director navarro Iñaki Elizalde, realizador también de otro corto, Lorca, que anuncia el mismo sino. Últimos episodios: El comité de selección del Festival de Bilbao lo advirtió: "Hay 856 películas de 56 países; la gran mayoría dedicadas a víctimas inocentes, que van, como corderos, al sacrificio: mujeres y niños". Y Dino Risi, el presidente del jurado, lo razonó: "Parece que es el sino de nuestro tiempo".
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