"El sector agrario vasco saldrá beneficiado con la Agenda 2000"
El socialista Juan Luis Colino (Valladolid, 1947) preside la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo desde el año 1987. Vinculado a este sector por vocación -es funcionario en excedencia del Ministerio de Agricultura-, ha participado en Vitoria en el Congreso Internacional de Comercio y Desarrollo Rural, que hoy concluye. Pregunta. ¿Por qué la política agraria común (PAC) de la Unión Europea está provocando tantas polémicas? Respuesta. El problema es que se trata de una misma política para quince países distintos y se pretende al mismo tiempo que no suponga demasiados cambios respecto a cuando la Comunidad Europea estaba formada sólo por seis estados. P. ¿Las diferencias son más fruto de los intereses estatales contrapuestos o de carácter ideológico? R. Lo primero. Francia es el país que más se lleva, un 25% de todo el presupuesto comunitario. Al haber una nueva situación, con la ampliación de la Unión Europea, se debería llevar un poco menos. Pero nadie quiere perder respecto a lo que tenía. Esto que pasa entre países, también ocurre entre comunidades dentro de España. P. ¿Qué repercusiones tendrá en el País Vasco? R. El sistema de protección es muy fuerte en producciones continentales (leche, carnes, cereales) y es mucho más débil en hortalizas, frutas, aceite de oliva, vino. La nueva reforma supondrá unos 2.000 millones de ecus [unos 334.000 millones de pesetas] más de ayudas para la producción de leche. Sin embargo, el presupuesto de frutas y hortalizas tendrá un crecimiento cero. Teniendo en cuenta estas cuestiones, yo diría que la Agenda 2000 no tendrá consecuencias malas para el País Vasco; al contrario, serán muy buenas. En cambio, sí será más perjudicial para la agricultura de Andalucía y de la Comunidad Valenciana. P. Se avecina otra polémica, en relación a la producción de vino. ¿Afectará en algún aspecto a Euskadi? R. No, porque tiene denominación de origen. El que sí puede tener problemas es el vino común. Mi impresión es que, en el aspecto de la agricultura, la Agenda 2000 se adecúa bastante a la situación del País Vasco. P. Antes fue la oliva y ahora ha surgido el conflicto con la carne de porcino. R. Sí, aunque este caso tiene una significación diferente a la oliva. La crisis de las vacas locas produjo miedo en los consumidores a comer carne de vacuno y descendió la demanda. Se sustituyó por la de cerdo. Los productores respondieron produciendo mucho cerdo. Ahora, al restablecerse la situación anterior, nos encontramos con muchas madres de cerdo produciendo crías, pero ahora sobran. P. Hace unos años se produjo una reconversión industrial. ¿Estamos ahora ante un proceso similar en la agricultura? R. Sí, aunque no con la misma intensidad. La reforma de 1992 supuso en términos generales, en toda la Unión Europea, una pérdida del 3,5% de empleo agrario. La nueva reforma puede costar otro 2,5%, según dos estudios de las universidades de Bonn y de Amsterdam. Y sobre todo en países como España, con niveles del 8 al 10% de población activa en la agricultura. Hay una diferencia con respecto a 1992. Entonces, se compensaba al agricultor pagándole lo mismo que bajaba el precio del producto. Ahora la compensación será menor que la bajada de precios. Esto producirá ajustes y habrá una parte del sector que no aguante. P. Usted defiende que los más beneficiados de esta política serán los países más avanzados. R. Claro, porque tienen mayor capacidad para adaptarse a los programas. No tienen muchos problemas desde el punto de vista estructural. Eso lo tienen ya resuelto. P. Las instituciones de Bruselas tienen una buena imagen en España, excepto en el sector primario y, en concreto, el comisario de Agricultura, el austriaco Franz Fischler. R. Simplificando mucho, hace unos años la culpa era del Gobierno socialista. Ahora que no estamos en el Gobierno, la culpa la tiene Bruselas. Pero la ministra [de Agricultura] Loyola de Palacio se ha quedado sola en las últimas votaciones. Tal vez también tendrá una parte de culpa de no saber cómo hay que jugar ahí. Por otra parte, también es verdad que a veces falta sensibilidad en Europa para tener en cuenta la infinidad de problemas que una decisión provoca. Pero para eso están las negociaciones. P. ¿España ha cedido más o menos de lo que debía en la PAC? R. Fundamentalmente, ha estado fuera de juego. P. Un 20% de los propietarios de tierras en la Unión Europea recibe el 80% de las ayudas comunitarias. ¿Cómo es posible? R. Ese 20% pertenece a las explotaciones más grandes. Y quienes más tierras tienen en la Unión Europea son la reina Isabel, la duquesa de Alba y el príncipe Rainiero de Mónaco. Es injusto. Ahora, por primera vez en la Comisión Europea, se ha propuesto una limitación, de modo que quienes reciban entre 16 y 32 millones de pesetas de ayudas por su explotación sufrirán una rebaja del 20% y cuanto más pasen de esa cantidad mayor será su penalización. Esta medida podría afectar al 2,1% de las explotaciones comunitarias. Parece elemental, pero no lo quiere ni ver ningún ministro. P. ¿Qué posibilidades reales hay de que salga adelante la iniciativa? R. No tiene ningún viso de salir. Esto supondría una auténtica revolución y la Unión Europea funciona pasito a pasito.
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