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Teresa Berganza anuncia que va a cantar menos para que el público la desee más

La "mezzosoprano" ofrece en Madrid un recital de homenaje a Federico García Lorca

Jesús Ruiz Mantilla

Teresa Berganza dice que cantar tanto en España "es un error". La mezzosoprano madrileña, que el lunes ofrecerá en el Teatro de la Zarzuela un recital homenaje a Federico García Lorca, avisa de que va a dejar de actuar a ese ritmo. "No debo hacerlo tan a menudo como últimamente", dice, "porque al artista se le tiene que ver poco y se le tiene que desear más". Con esta actitud de amante despechada, Berganza pretende cumplir en el recital del lunes, cantar en enero L'incronazione di Poppea, de Monteverdi, en el mismo escenario y, después, desaparecer un tiempo.

A Teresa Berganza, con 63 años a sus espaldas, le espera una temporada en España de mucho ajetreo. Sin embargo, las alegrías que esta mezzosoprano da al público de su país se van a acabar. Lo dice con remango esta mujer de ojos oscuros y madrileña de pro -"nací en la calle san Isidro", apunta para probar su Rh-. Cuando en enero se cierre el telón de la última representación que esta cantante haga de L'incronazione di Poppea, una de las grandes obras fundacionales de un arte que con el tiempo se llamaría ópera, la Berganza dirá adiós una temporada. "No me voy a retirar", avisa, "simplemente sé que estoy más cerca del final de mi carrera y debo pensar bien cómo debo acabarla".De hecho, ya no hace prácticamente ópera y lo de enero será una excepción, otro cantar. "No hago ópera ya, casi, porque, sinceramente, creo que ya no tengo más que aportar, no tengo ya más que decir en Carmen, ni en Las bodas de Fígaro, por ejemplo". "Me apetece hacer L'incronazione di Poppea porque en el reparto hay mucha gente joven y me gustaría poder enseñarles algo", asegura. Además, también será en la Zarzuela, teatro en el que siempre ha hecho regresos triunfales.

Un teatro talismán

"Mis grandes reencuentros con Madrid siempre han sido en este sitio", dice. Lo mismo está encantada ella que el personal del aforo madrileño, que, según Emilio Sagi, su director artístico, "la adora y está deseando siempre que vuelva; las peluqueras para peinarla y los maquinistas para piropearla".Con el recital del lunes, Berganza pondrá su granito de arena para el Año Lorca. Organizado por el Festival de Otoño, que dirige Alicia Moreno, quien ayer arropó a la cantante en su presentación ante los medios de comunicación, el espectáculo incluye nueve canciones del poeta granadino. "Yo a Lorca le llevo homenajeando toda la vida", asegura Berganza, "canto canciones suyas desde que debuté en 1957".

La mezzosoprano estará acompañada con la guitarra de José María Gallardo, que es también el autor de los arreglos de las piezas. "Lo que más me preocupa es darle un tono popular a la música", asegura, "ya que mi voz no tiene esos matices y estas piezas hay que cantarlas de una manera muy especial". "Por eso tengo al maestro Gallardo loco preguntándole todo el rato cómo pronuncio las eses".

La gesticulación, la pose, también son importantes en estos recitales; por eso, Berganza acompaña sus palabras con todo tipo de gestos flamencos con las manos, lo que, junto al pelo negro recogido hacia atrás, le da un aire del sur. Y es que Berganza es muy castiza, y una de sus batallas es conseguir que se pongan en orden las partituras del repertorio español para así no encontrarse con problemas a la hora de interpretar piezas de su país en el extranjero.

"Es que las partituras están hechas un desastre y muchos músicos de por ahí se niegan a tocarlas", asegura al tiempo que hace un llamamiento a la Sociedad General de Autores y Editores para que se dé prisa en poner las cosas en orden. Mientras, sin embargo, ahí está ella para enseñar a quien haga falta lo que es un chotis.

"Una vez, un director chino no encontraba el punto a un chotis que a mí me apetecía cantar. Le pedí que bajara del podio, me agarrara por la cintura, le di cuatro pases y enseguida le cogió el truco. El pobre no se atrevía, al principio, pero ahí estaba la Berganza para enseñar lo que es un chotis hasta a los chinos".

Pero Lorca no es lo único que cantará Berganza el lunes. También hay piezas de Manuel de Falla, Fernando Sor y Manuel García en el programa. "Cantar a Manuel García en España es de justicia. Es un compositor de finales del XVIII y principios del XIX desconocidísimo aquí y de muchísimo éxito popular en toda Europa", cuenta. Con este repertorio, Berganza y Gallardo han triunfado en varios lugares del continente. "En Estocolmo tuvimos media hora de aplausos", dice para dar testimonio de sus hazañas.

No faltaron las alabanzas ayer para Teresa Berganza. Entre los periodistas se escondía un fan que le agradeció todo el esfuerzo que ha hecho ella en su carrera por promocionar el repertorio español: "Señora", dijo, "usted que hasta ahora ha conservado todos los agudos..." A lo que Berganza, irónica y consciente de sus limitaciones a estas alturas de carrera, respondió: "Todos no, la verdad, algunos se han ido de viaje".

Pero eso no la arredra. Presume de haber llegado hasta aquí, que ya es decir en estos tiempos de voces echadas a perder, y no le da la más mínima importancia al hecho de no poder llegar a ciertas notas. "Tengo una zona media con la que puedo interpretar a Bach, a Purcell, a Monteverdi", dice.

A punto de ser soprano

También confiesa que su tono de voz pudo hacer de ella una soprano al principio de su carrera. "Cuando a los 23 años debuté en La Scala de Milán con un Così fan tutte, de Mozart, en el que canté como mezzosoprano, me propusieron hacer la Violeta de La Traviata porque vieron que podía dar algunos agudos magníficos. Menos mal que dije que no, porque no hubiese llegado a nada", asegura. "Las mezzosopranos precisamente somos aquéllas que en algún momento damos un buen agudo, pero no es el fuerte de nuestro canto, como les pasa a los tenores o a las sopranos", dice, mientras alguien le apunta que hay un dicho argentino que reza así: "En los agudos se esconde la plata". Y ella responde: "Por eso soy pobre".Precisamente, Berganza tiene grandes recetas para los jóvenes con carreras meteóricas que se ven con problemas muy pronto debido a la presión, como ha ocurrido recientemente con Cheryl Studer, despedida en Múnich por insuficiencia vocal. Ella es un buen ejemplo para quien quiera hacer una carrera larga y en buenas facultades. "No se puede grabar un disco a la semana, hay que cantar menos y saber administrarse, como Kraus y como yo", asegura. "No se puede cantar todo, no se puede cantar a Wagner cuando no se tienen facultades para ello, de ciertas cosas hay que ser consciente".

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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