Solana y Cutileiro advierten de que una defensa europea autónoma costará cara

Europa ha iniciado una nueva reflexión sobre cómo integrar su defensa, en paralelo a su construcción política. El paso fue dado a principios de semana, en Viena, en la primera reunión de ministros de Defensa de la Unión Europea. Para el comisario europeo Marcelino Oreja es un "síntoma modesto" de la voluntad de la UE de ir hacia adelante. Para los secretarios generales de la OTAN, Javier Solana, y de la Unión de Europa Occidental, José Cutileiro, adentrarse por esa vía tiene un alto coste económico sobre todo cuando la distancia tecnológica con EE UU se acentúa.

Todas estas ideas surgieron ayer en el I Foro Internacional sobre Las nuevas dimensiones de la seguridad, organizado por EL PAÍS y Le Monde. A la reunión acudieron medio centenar de personalidades españolas y extranjeras así como el príncipe Felipe.Ahondar la autonomía europea en materia de defensa, una hipótesis que cobra fuerza gracias a una mayor receptividad británica, "supone un esfuerzo económico", según Solana. "No sale gratis, hay que pagarlo". Serán necesarios "más recursos para la defensa", añadió Cutileiro.

Ambos subrayaron el creciente avance tecnológico de EE UU sobre Europa. Solana dio un dato que llamó la atención: la relación de material militar sofisticado utilizado en la antigua Yugoslavia es de uno a diez a favor de EE UU mientras que la de tropas sobre el terreno es exactamente la opuesta.

El ex presidente Felipe González echó un jarro de agua fría a los que aspiran a lograr rápidamente esa autonomía. "Tenemos un único elemento de seguridad, la OTAN, (...) y lo demás son bromas", aseguró. "Europa no tiene política exterior y de seguridad común y no la tendrá en mucho tiempo porque, entre otras cosas, los europeos no se fían de sí mismos".

El ministro de Defensa, Eduardo Serra, señaló con amargura que "por primera vez en 500 años acaba un siglo sin que Europa ostente el liderazgo". Serra fue el moderador del debate y el titular de Exteriores, Abel Matutes, el anfitrión de una cena ofrecida a los participantes.

Jesús de Polanco, presidente de EL PAÍS, fue el encargado de dar la bienvenida a los participantes junto con el otro organizador del encuentro, Jean Marie Colombani, director de Le Monde.