Parker critica la intolerancia de Felipe II mientras Kamen elogia su faceta humana
Los dos historiadores contrastan sus distintas visiones del siglo XVI en un acto público
Los dos historiadores británicos ya advirtieron al público de sus discrepancias sobre la figura de Felipe II, un rey que se ha convertido en motivo de polémica en España 400 años después de su muerte. Geoffrey Parker y Henry Kamen no defraudaron ayer las expectativas de medio millar de personas que acudieron a un debate público en Madrid, al que asistió la reina Sofía. Mientras Parker criticó la intolerancia de Felipe II, al que definió como un "imperalista mesiánico", Kamen se mostró más indulgente y resaltó las facetas humanas y la religiosidad del rey.
Brillantes, concisos e irónicos en ocasiones, dos de los mayores expertos en el siglo XVI español se batieron ayer en un duelo dialéctico en torno a la época de Felipe II. Convocados por la Fundación Gregorio Marañón, los dos británicos representaron ayer dos enfoques contrapuestos sobre el régimen que sustentó el Imperio español en los cinco continentes. Avaladas por una amplia bibliografía sobre el tema, las tesis de Parker, que acaba de publicar La gran estrategia de Felipe II (Alianza), inciden en el talante autoritario e inflexible del llamado rey prudente, así como en su integrismo religioso, que lo llevó a considerarse un elegido de Dios. Entretanto, Kamen, que publicó hace unos meses Felipe de España (Siglo XXI), defiende más la imagen de un monarca orientado a "placeres e intereses universales" e "imbuido de una profunda religiosidad como la mayoría de gobernantes de la época".La confusión entre los poderes político y religioso, las relaciones familiares de Felipe II o la política exterior de la España de la época ocuparon dos horas de un vivo y rico debate entre dos historiadores de primera fila. La actitud religiosa del rey prudente fue el asunto que más enfrentó a Parker y Kamen. Así, mientras el primero comentó que Felipe II creía siempre que Dios estaba de parte de España, el segundo manifestó que "ponerse en manos de Dios era expresión de su religiosidad".
Moderados por la historiadora Carmen Iglesias y en presencia de la Reina; la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, y otras autoridades, y ante un auditorio compuesto por gentes de la alta sociedad con una media de edad superior a los 50 años, los dos historiadores británicos cruzaron sus espadas de investigadores. Kamen comenzó su intervención con el subrayado de que parte de la mala prensa que ha tenido Felipe II se debe a la confusión entre el hombre privado y el estadista. "Mi último libro", aclaró Kamen, "concede al rey el beneficio de la duda. No condena sus acciones, sólo pretende explicarlas". Este profesor restó hierro a los aspectos más terribles del reinado de Felipe II, que se prolongó desde 1556 hasta 1598.
Entre otros muchos ejemplos de esta visión amable del monarca, Kamen destacó que Felipe II sólo había presidido cuatro autos de fe de la Inquisición en toda su vida, al tiempo que rebatió las acusaciones de que el rey había descuidado el gobierno en los territorios de la Corona de Aragón. "Entre unas temporadas y otras", manifestó Kamen, "Felipe II pasó tres años de su vida en la Corona de Aragón. Es falso que el rey prudente fuera un personaje lúgubre que sólo se sentía a gusto en Castilla. Felipe II fue feliz durante sus estancias en ciudades como Lisboa, Barcelona, Valencia o Múnich". Entre las decisiones poco afortunadas del reinado, Kamen incluyó el desastre de la Armada Invencible y el envío del Ejército a los Países Bajos.
Parker abrió y cerró su primer turno de intervenciones con una afirmación rotunda: "El balance del reinado de Felipe II fue negativo y el rey lo sabía. Esa razón explica su carácter atormentado y un lamento íntimo, desesperado y muy humano en el último tramo de su vida". Después de hacer hincapié en que hasta la década de los cincuenta de este siglo en España no se publicaron apenas biografías de Felipe II y tras rendir un homenaje a Manuel Fernández Álvarez, el gran especialista español en el XVI, Geoffrey Parker recordó que Gregorio Marañón había definido al monarca como "un débil con poder". "Pero, en realidad", corrigió el historiador británico, "fue un inflexible con poder. Perdió los Países Bajos, condujo a 15.000 españoles a la muerte con la Armada Invencible y arruinó la causa católica en Francia. Entre sus aciertos subrayaría la anexión de Portugal y la conquista de las islas Filipinas, que llevan su nombre".
Babelia
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