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Parker achaca a los conservadores la buena imagen de Felipe II

El historiador publica un libro sobre las estrategias del monarca

Miguel Ángel Villena

Está sorprendido Geoffrey Parker, que en 1984 publicó una de las biografías más famosas de Felipe II, de la mejora que ha sufrido la imagen del llamado rey prudente en los últimos años. Con discreción pero con rotundidad, el historiador británico atribuye esta dulcificación de la figura del monarca del XVI a las tendencias conservadoras de la política española. Con un nuevo libro en el mercado, La gran estrategia de Felipe II (Alianza), Parker subraya el catolicismo y la identificación del poder civil y religioso como rasgos del reinado.

A partir de exposiciones en Madrid, Valladolid y Aranjuez, de congresos de historiadores, de programas en las televisiones y de más de una docena de biografías y estudios publicados en los últimos meses, el cuarto centenario de la muerte del monarca en cuyo imperio no se ponía el sol ha alumbrado una auténtica Felipemanía. La fiebre por las peripecias de Felipe II (Valladolid, 1527-El Escorial, 1598), que ha convertido incluso algunas biografías en auténticos éxitos de ventas, lleva a Parker a explicarse las razones de este gran interés por el siglo XVI."En primer lugar", comenta el historiador, "la publicidad sobre los actos del cuarto centenario ha estado muy presente en los medios de comunicación. En segundo término, hay que tener en cuenta que la época actual, con un único líder como Bill Clinton que domina todo el mundo, guarda bastantes paralelismos con la figura de Felipe II y con su reinado. Por último, cabe reseñar que sobre aquel rey existe una documentación enorme, mucho mayor que sobre otros estadistas, incluso de siglos posteriores. Baste decir que la correspondencia entre Felipe II y sus ministros o altos funcionarios asciende a cerca de 12.000 notas o cartas".

Con la distancia que permite ser británico, este afable profesor, que aprendió castellano para estudiar el siglo XVI español, tercia en la polémica entre la imagen negra y la imagen rosa del discutido monarca.

Opinión más dura

"Con el paso de los años", declara Parker, "mi opinión sobre Felipe II se ha ido endureciendo. Hoy soy más crítico y menos indulgente con los líderes y con sus responsabilidades. No puedo evitar pensar que Felipe II envió a una muerte segura a unos 15.000 hombres cuando el desastre de la Armada Invencible". A la altura de sus 54 años, de los que ha dedicado más de tres décadas a la investigación del siglo XVI español, Parker califica de "terrible" este final de siglo y apostilla como filosofía: "Desde esa misión que tenemos los historiadores de proyectar los análisis del pasado para conocer mejor el presente, mi imagen de Felipe II es hoy más negativa". Geoffrey Parker presentó ayer su libro en Madrid y hoy participará en un debate junto con Henry Kamen, también historiador británico especializado en el XVI español.A juicio de Parker, Dios aparece en el primer plano de las preocupaciones de aquel monarca cuyas posesiones se extendían por los cinco continentes. "Felipe II era un hombre muy inflexible que luchaba por un objetivo mesiánico y que pugnaba siempre por merecer la confianza de Dios. El monarca no separaba en absoluto el poder civil del religioso hasta el punto de que no distinguía entre el servicio a Dios y a él mismo. El rey estaba persuadido de que estaba destinado a empresas divinas".

Al igual que otros autores, como Manuel Fernández Álvarez, este historiador británico salva la aparente dicotomía entre un rey renacentista y abierto y un monarca autoritario con la fijación de dos etapas claras en un largo reinado, que abarcó desde 1556 hasta 1598. "Felipe II vivió un año horrible en 1568 cuando murieron su hijo don Carlos y su tercera mujer, Isabel de Valois, al tiempo que se desataron sublevaciones en los Países Bajos y en la Alpujarra. Después de superar estos reveses, el rey considera que es un elegido de Dios y su carácter pasa a ser mucho más austero y agrio".

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