_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

JORNALEROS DEL CAMPO Como si no existiéramos

Unicaja, como ya viene siendo habitual en los últimos años, ha presentado un informe anual sobre el sector agrario en Andalucía referido a 1997, elaborado por Analistas Económicos de Andalucía. El acto estuvo presidido por el consejero de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. Todo esto sucedía el martes 6 de octubre. El presidente de Unicaja, Braulio Medel Cámara, nos hizo una invitación formal al Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural de Andalucía y allí estuve en su representación. El acto contó con tres intervenciones: las primeras palabras las dirigió el presidente de Unicaja. La segunda alocución la realizó el coordinador responsable del trabajo, Francisco Villalba Cabello, y cerró el acto el consejero de Agricultura. Al final, a los asistentes se nos entregó un volumen del informe. Mi participación en la presentación del trabajo estaba llena de esperanza. Esperaba con cierta impaciencia que de la boca de los tres ilustres presentadores saltara alguna frase, algún dato, cualquier referencia al colectivo jornalero. Me quedé tremendamente frustrado. Nada, ni una sola palabra. Si somos muchos o somos pocos, si vivimos de ésta o de aquélla manera, si sobramos o si, por el contrario, hacen falta más jornaleros. Si evolucionamos hacia mejor a la par de la buena economía agrícola o si, por el contrario, lo hacemos para peor. En definitiva, para los tres, como si no existiéramos. Pensé con más tranquilidad y me dije: "En el informe deberá estar correctamente tratado y como se merece, por su importancia y por su amplitud, el colectivo jornalero andaluz". Hecho mano al libro y me voy directamente al apartado dedicado al mercado de trabajo. Desde la página 30 a la 40, en un documento de 512, se ofrecen datos numéricos de los activos, ocupados y parados en el sector agrícola que ha cobrado el subsidio agrario durante 1997. Y se acabó de "hablar" sobre los jornaleros andaluces. Suerte, sin embargo, sí hemos tenido, porque el dibujo de la portada del informe y algún otro en su interior, es el de una mujer jornalera realizando faenas agrícolas. Deberíamos agradecer tamaño gesto. Yo pensaba ingenuamente que algo de lo que llamamos mercado de trabajo tiene que ver, por ejemplo, con los convenios colectivos del sector. Pues nada, me equivoqué de nuevo. Los expertos, que son especialistas en decir verdades a medias, por no decir otra cosa, no consideran conveniente que se analice en un informe anual del sector agrario, cómo son los convenios, qué evolución tienen, qué mejoras o qué retrocesos se pactan, qué categorías tienen los salarios, si son dignos o son de auténtica miseria. Cómo se comporta la patronal agraria en el cumplimiento de esas normas negociadas, cuyos progresos empresariales son históricos, según dice el informe, en su respeto hacia las condiciones de vida laboral, salarial, de vivienda... de los trabajadores. Debería reflejarse el comportamiento real de la patronal agrícola con los que trabajan en sus cultivos, si es humano, digno, o si bien es de falta de respeto y mucho desprecio. Me pregunto dónde está la preocupación de esos expertos por investigar y averiguar si es verdad que en campañas como la aceituna en Jaén, los invernaderos en Almería o la fresa en Huelva trabajan en faenas agrícolas niños menores de edad, hijos de jornaleros, cuando deberían estar en los colegios... ¿Por qué no se interesan en constatar que las horas extras no se pagan, que se imponen ritmos de trabajo que son idénticos al trabajo a destajo, que se cobran alquileres en viviendas que deber ser puestas gratuitamente por los propietarios...? Creo que debo estar en una tremenda enajenación y que todo eso que apunto no puede estar en un informe de esas características. Que aquí, de lo que se trata es de hablar de las macro-magnitudes económicas en la agricultura, de la agenda 2000, en definitiva, de la gran política agraria comunitaria. Sin embargo, el colectivo jornalero andaluz, como si no existiéramos. Me parece también impresentable que este informe tan completo, en algunos de sus capítulos, no diga, ni ofrezca dato alguno, sobre la tierra y su propiedad. Deberíamos saber al menos quiénes son los dueños más importantes en cantidad y calidad de tierras. Así sabríamos mucho mejor dónde fueron a parar esos enormes beneficios que generó la agricultura en Andalucía a lo largo del 97. Tendríamos también una realidad exacta de cuánta cantidad de tierra poseen empresarios de "renombre" y algún que otro miembro de la real nobleza en Andalucía. Y por qué no ofrecen datos sobre las subvenciones públicas que reciben. No es que a mí me parezca mal que se haga un informe anual del sector agrícola en Andalucía. Al contrario, me parece necesario. Pero un informe completo y no parcial, porque de lo contrario resulta que parte de la realidad agrícola, como es el colectivo jornalero, se olvida completamente y a eso no hay derecho, lo escriba quien lo escriba o lo diga quien lo diga. Y eso es precisamente lo que han hecho con este parcial e injusto informe anual agrario de 1997.

José Fernández Vázquez, de la Secretaría General Colegiada del SOC y del Medio Rural de Andalucía

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_