La inocencia de Pinochet
Después de enterarme de que el jefe de una junta militar golpista y asesina puede recibir el don de la inmunidad propio de un presidente constitucional, sólo me faltaba leer, y en este diario, que es preciso conceder a Pinochet la presunción de inocencia. Sobre esa base, el señor García Añoveros, en su columna La extradición del día 29, tras considerar que quienes piden justicia son gente movida por intereses de partido que con sus gritos pretenden influir sobre los magistrados, habla de Pinochet como un "probable criminal", ya que no ha recaído sobre él sentencia firme.Así, si de un lado hay "vocerío", al que me sumo, de otro topamos con una voluntad de exculpación encubierta, asentada en argumentos tan torpes como aviesos. Eso sí, presentados como propios de hombres "cuidadosos y circunspectos". Ante todo, conviene decir que nadie ha nombrado al señor García Añoveros juez de este caso, y por ello no le toca otorgar la protección al inculpado, sino analizar los hechos. Lo que buena parte de la opinión pide, y a veces con el desgarro propio de quien ha tenido un pariente o un amigo asesinado, torturado o desaparecido, es simplemente justicia. Hablar de Hitler o de Mussolini como
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"probables criminales", o hacerlo así hoy de Pinochet, es simplemente dar muestra de ignorancia o de sospechoso espíritu de comprensión hacia el fascismo. Algo que, por desgracia, encontramos también en las valoraciones históricas que al caso Pinochet y a los milicos argentinos aplica el fiscal Fungairiño. ¿Qué inocencia cabe presumir en quien sembró la muerte selectiva al sublevarse contra un poder legal con órdenes perfectamente conocidas y con un resultado sangriento que también lo es? Introducir aquí argucias propias de un juicio de faltas está fuera de lugar y resulta incluso insultante para la memoria de los miles de asesinados. Eso sí, tal como van las cosas, tiene razón García Añoveros: nos va a quedar solamente el grito.-
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