La policía palestina sabe poner bombas, y no desactivarlas

Diez organizaciones y cerca de 36.000 policías dan protección al Gobierno de Yasir Arafat. Algunas de estas instituciones son herencia de la lucha clandestina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en el exilio, pero otras fueron creadas en julio de 1994, cuando Arafat regresó al país y empezó a poner en pie una nueva administración autonómica.

Los servicios policiales palestinos gravitan sobre tres plataformas claves: la Seguridad Preventiva de Gaza, con Mohamed Dahlan a la cabeza; la Seguridad Preventiva de Cisjordania, liderada por Jibril Rajoub; y la Inteligencia General, al mando de Amin al Hindi. Las dos Seguridades Preventivas están constituidas por antiguos líderes de la Intifada, mientras que la Inteligencia General es el epílogo de las organizaciones guerrilleras de la antigua OLP.

"El problema principal de los servicios de seguridad palestina es su falta de profesionalidad. Muchos de sus empleados aprendieron en su momento cómo poner bombas, pero aún no se les ha enseñado a desactivarlas", asegura un experto internacional de seguridad.

Los informes de las organizaciones humanitarias son pesimistas a la hora de hacer un balance de los servicios policiales palestinos en los últimos años y enumeran permanentes vulneraciones del Estado de Derecho, ya que, como asegura Amnistía Internacional, en los territorios ocupados se han sacrificado los derechos humanos en aras de la seguridad.

Los servicios policiales palestinos, presionados por Israel, han llevado a cabo en los últimos meses una oleada de detenciones indiscriminadas de militantes de la organización islamista de Hamás, manteniéndolos en prisión preventiva sin juicio y vulnerando a veces las resoluciones del Tribunal Supremo que han ordenado su puesta en libertad. Asimismo han desencadenado una lucha sin cuartel contra los militantes de izquierda críticos con Arafat o el proceso de paz.