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Los comercios de Barcelona podrán lograr exenciones del 75% en su tasa de basuras

El Ayuntamiento de Barcelona aprobó ayer en pleno las ordenanzas fiscales para 1999, que incluyen una novedad: si los locales de negocio colaboran con la Administración local, podrán lograr exenciones de hasta el 75% en la tasa de basuras. Cumpliendo escrupulosamente con la tradición, CiU y el PP votaron en contra de unos impuestos y tasas que, en su conjunto, crecen una media del 1,1% respecto a los de 1998. Con estos índices, Barcelona tendrá en 1999, por quinto año consecutivo, aumentos de tasas por debajo de la inflación, prácticamente congelados.

La estrella de las nuevas ordenanzas fiscales será, el año próximo, la tasa de basuras para los locales de negocios; es decir, para los bares, restaurantes, tiendas y oficinas. Si estos locales colaboran en la recogida y reciclaje de los desperdicios que producen, lograrán bonificaciones de hasta el 75% en la tasa de recogida de basuras o, incluso, la exención total de la misma si la colaboración es total. Los industriales y comerciantes conseguirán niveles de bonificación directamente proporcionales a su grado de colaboración; por ejemplo, en el doblado de las cajas, en el empaquetado de papel y en el almacenaje o compostaje de los residuos generados. Para conseguir la exención total, los locales de negocios, además del tratamiento de sus residuos, deberán llevarlos a los puntos de recogida, los denominados puntos verdes. La nueva ordenanza recoge la obligación de los titulares de locales de negocios que superen los 150 metros cuadrados de declarar su producción anual de residuos sólidos de forma que la liquidación económica se ajuste al volumen real de basuras. En caso de que no se presente esta declaración, el Ayuntamiento aplicará el baremo fijado por las ordenanzas, según las estimaciones realizadas por los técnicos municipales. Tasas "congeladas" El impuesto de bienes inmuebles (IBI) y el impuesto sobre plusvalías se sitúan en el 1,8%; pese a descender dos décimas se mantienen en el citado porcentaje porque vienen fijados por la ley de Presupuestos del Estado. Ernest Maragall, primer teniente de alcalde y responsable de la Hacienda municipal, fue el encargado de defender unas tasas que ya llevan cuatro años congeladas y que seguirán así un año más. Al inicio del actual mandato municipal, los socialistas se comprometieron a reducir en cuatro años la presión fiscal un 10%. De acuerdo con la versión municipal, con los tipos aprobados ayer la presión de las tasas e impuestos municipales se habrá rebajado un 12% el año próximo. Maragall, en su defensa de las teorías del equipo de gobierno, afirmó que la fiscalidad municipal es aceptada y asumida por los ciudadanos. Esta versión idílica fue contestada por Joan Puigdollers, de CiU, reprochando al Gobierno su indiferencia ante lo que calificó de excesiva presión fiscal y la "improvisación" con que ha renegociado la tasa de basuras. Emilio Álvarez, del PP, afirmó que este año cada barcelonés pagará 4.000 pesetas más que en 1998 en impuestos al municipio y aseguró que la presión fiscal de Barcelona podría bajar más si hubiera voluntad política. "Barcelona es la ciudad española fiscalmente más cara", aseguró Álvarez. Maragall criticó que la oposición comparara Barcelona con Madrid, que, precisó "debe ser la capital de provincia con la fiscalidad más baja, más que Soria". El responsable de Hacienda indicó que una Barcelona que vuelve a superar a Madrid como ciudad de negocios debe ser una ciudad de calidad. "No nos harán comulgar con ruedas de Molins", agregó en meridiana alusión a Joaquim Molins, candidato de CiU a la alcaldía de Barcelona. Molins criticó ayer la presión fiscal que hay en Barcelona. En el pleno se produjeron algunos encontronazos, que llevaron al alcalde Joan Clos a señalar que detectaba "cierta tensión" y a añadir que sería bueno que se rebajara. "Las elecciones no se celebran hasta junio. Tomémoslo con calma", remachó Clos. El alcalde hizo esta intervención después de que Roca le dijera a Rahola que "no es nadie" para "hacer juicios de valor" sobre la intencionalidad de los votos de CiU, en torno a un tema de mercados. Otro capítulo tenso se vivió cuando el concejal socialista Pere Alcober instó al popular Emilio Álvarez a "retirar" un comentario sobre los interventores. En el pleno de ayer participó por primera el nuevo concejal de CiU Josep Lluís Olmedo López, quien cubre la vacante de Miquel Llongueras Campañá, recientemente fallecido.

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