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El Prado ofrece la imagen artística de Felipe II

El museo transforma sus salas para montar 390 obras sobre el rey como príncipe del Renacimiento y coleccionista

Entre el retrato de Felipe II joven, de Antonio Moro, y el del rey de negro, de Sánchez Coello, se mueve la exposición Felipe II. Un príncipe del Renacimiento, inaugurada ayer por los Reyes en el Museo del Prado, de Madrid. Un total de 390 obras, entre pinturas, esculturas, tapices, dibujos, armaduras, libros y objetos, ocupan la mitad de la planta baja del museo, en un montaje que se anuncia como el último de estas características que se haga en el edificio Villanueva. La exposición, con entrada diferenciada por la puerta de Velázquez, al precio de 500 pesetas, está centrada "en la imagen artística y de mecenazgo de Felipe II, la función del arte en la corte y el coleccionismo", según Fernando Checa, director del museo y comisario de la muestra.

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La cola, por la puerta de Velázquez

La exposición forma parte de la trilogía sobre Felipe II. Un monarca y su época, organizada por la sociedad estatal para la conmemoración de los centenarios de Felipe II y Carlos V, con el patrocinio de la Fundación Caja de Madrid. Junto con la del Prado, de carácter artístico, se ha celebrado otra en el monasterio de El Escorial, de tema histórico, y se completará el próximo día 22 con otra muestra en Valladolid.Los Reyes hicieron el recorrido con el director del museo, Fernando Checa; el presidente del patronato, José Antonio Fernández Ordóñez, y el presidente del patronato de la Fundación Caja de Madrid, Miguel Blesa. Don Juan Carlos dijo que era una de las exposiciones más hermosas que había visto y doña Sofía prometió una nueva visita. Por normas de seguridad, personal y de las obras de arte, los invitados se acercaron al centenar y fueron excluidos los medios informativos, menos Efe y TVE.

El retraso en las obras de reforma de las cubiertas del museo, que se terminarán en julio, ha provocado el montaje en la mitad de la planta baja del museo, con circulación exclusiva entre las puertas de Velázquez y Murillo. El cambio en las salas ha afectado a las nuevas dedicadas a escultura antigua, que se han convertido en almacenes temporales. También se han ocultado las esculturas de la rotonda.

Modelos y poder

La muestra proyectada por Fernando Checa y su equipo se sucede en seis apartados, desde la formación del príncipe renacentista, con sus viajes de juventud, al coleccionismo real. En otros espacios se sitúa la antigüedad clásica como modelo estético, una galería de retratos, el arte religioso, la imagen del poder, la propaganda y la contrapropaganda.Desde el primer Antonio Moro hay piezas singulares en cada apartado, como el conjunto de los Tiziano y Sánchez Coello en casi todos ellos; las esculturas de los Leoni, los cuatro cuadros de Arcimboldo, los siete de El Greco y los cuatro de El Bosco, entre ellos, la Mesa de los pecados capitales, que se expone colgado, tal como estaba en la habitación del rey. Hay otras obras de Correggio, Patinir, Navarrete el Mudo, Juan de Flandes, Barocci, Parmigianino, Van der Weyden y Morales. Por primera vez se muestran los cartones para las vidrieras de Gouda, en Holanda.

Para el historiador Jonathan Brown, es una muestra espectacular que enseña la riqueza escondida del Prado. "Llevo años luchando en favor de un Felipe II como mecenas y coleccionista y ésta es la muestra que lo certifica. La cuestión es si su figura de mecenas se puede compensar con su gobierno duro".

Varios patronos del Prado señalaron el carácter excepcional de la muestra, por las limitaciones de los préstamos de las grandes obras y por los trastornos que ocasiona a la marcha normal del museo.

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