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LA CRISIS DE KOSOVO

Schröder se examina hoy ante Clinton con los Balcanes como primer tema

Pilar Bonet

El futuro canciller de Alemania, el socialdemócrata Gerhard Schröder, se entrevista hoy con el presidente norteamericano, Bill Clinton, en Washington sobre el telón de fondo de la posible intervención militar de la OTAN en Kosovo, que ha puesto a los dirigentes alemanes en una delicada situación antes incluso de haber asumido la responsabilidad del poder. Una intervención inmediata de la Alianza Atlántica plantea en Bonn no sólo el problema de la legitimidad suficiente, sino un dilema específico relacionado con la fase de transición actual entre el Gobierno dirigido por Helmut Kohl y el futuro Gabinete de coalición rojiverde.

Hasta ayer, en los medios políticos de Bonn no había consenso sobre si una decisión semejante debía ser la última gran responsabilidad internacional del Gobierno saliente o la primera decisión en política internacional del Gobierno entrante. Si la OTAN se decide a intervenir, el Gobierno necesita el consentimiento del Parlamento (Bundestag) para sumarse a la acción y facilitar los aviones Tornado que ofreció anteriormente.El nuevo Parlamento, de mayoría socialdemócrata, tiene prevista su primera reunión para el día 26 de octubre. Teóricamente se podría convocar al viejo Parlamento (operativo hasta esa fecha) en el plazo de dos o tres días (es decir, a principios de la semana próxima). En la práctica, sin embargo, este organismo, con una mayoría de democristianos, socialcristianos y liberales, carece de peso moral para tomar decisiones de envergadura.

La situación en Kosovo fue el tema de las conversaciones que Schröder y Helmut Kohl mantuvieron ayer en la cancillería federal en Bonn.

Oficialmente, tanto el SPD como Los Verdes sostienen que la intervención militar tiene que estar basada en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. En la práctica, no obstante, representantes de ambos partidos expresan matices -tales como la prioridad de la acción humanitaria- a la hora de considerar una intervención militar que no tuviera la legitimación requerida. Schröder había indicado en el pasado que, llegado el caso, podría sumarse a una decisión que no estuviera sustentada en un mandato del Consejo de Seguridad. No así el presidente del Partido, Oskar Lafontaine, que es partidario de un mandato claro.

Entre Los Verdes, algunos dejan una vía de escape a las previsibles disidencias internas en un partido en el que una de cuyas ideas vertebradoras es el pacifismo de los años ochenta. Angelika Beer y Helmut Lippelt, expertos de Los Verdes en defensa y en política exterior, respectivamente, manifestaron ayer que el partido fijará su posición tras el regreso de su dirigente, Joschka Fischer, de Washington. Fischer, el previsible ministro de Exteriores del Gobierno de coalición, ha acompañado a Schröder junto con el experto de Seguridad y Defensa, Günter Verheugen. El dirigente verde ha sido instruido por sus compañeros de partido para que no respalde a ninguna acción militar emprendida por la OTAN por su cuenta y riesgo.

En opinión de Beer, la OTAN se ha limitado hasta ahora a la amenaza y ha marginado a Rusia. En opinión de Lipmann, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, debería viajar de nuevo a Belgrado y se deberían emprender acciones para asegurar una postura consensuada con Rusia en el Consejo de Seguridad. Lippelt ha exhortado a Los Verdes a estar a la altura de sus responsabilidades como futuro partido de Gobierno, pero ha afirmado que los diputados individualmente podrán actuar de acuerdo con sus deseos. "Tenemos que evitar votaciones divididas, como en el pasado cuando discutíamos hasta media noche", señaló Lipmann.

Por su parte, Günter Verheugen afirmó que Alemania "debe ser capaz de actuar internacionalmente también en este periodo ". Habida cuenta de los problemas reales para tomar una decisión, Verheugen indicó que Alemania se puede incorporar a una acción militar en una fase más avanzada: "La OTAN puede decidir tomar medidas sin que los aviones alemanes estén ahí en la primera, la segunda o qué sé yo en qué fase".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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