Los atajos del rock
Es increíble lo mucho que ha crecido este procaz cuarteto mexicano con sólo un elepé a sus espaldas. El público del concierto —variopinto, aunque predominaba la juventud montaraz y la modernidad treintañera—consumió con su presencia y entusiasmo hasta el último centímetro de espacio del local, botando y rugiendo cada una de las consignas de los mexicanos.
Estos salieron sin alardes escénicos de ningún tipo —tal vez sea eso lo que les falte para ser aún mejores— y protegidos tan sólo por una excelente iluminación y un sonido que, desde luego, no estuvo a la altura deseada.
Ya van dos veces en un año en las que Molotov actúa en Madrid y en ninguna de las dos se ha conseguido entender lo que cantan. Menos mal que su disco ¿Dónde jugarán las niñas? es del dominio público en el mundo del rock y las letras se las sabe cualquier aficionado al dedillo.
Molotov
EE UU, 1962 (117 m.). Dir.: John Ford. Int.: James Stewart, John Wayne, Andy Devine, Lee Marvin.
Paco Ayala y Ricky Huidobro (bajo y voces), Tito Fuentes (guitarra y voz) y Randy Ebright (batería)
Entrada, 2.500 pesetas. Madrid, 7 de octubre.
El grupo arrancó con el homenaje a Queen que se encierra en los riffs de Rapsodian bohemy. Desde el principio tuvieron la batalla ganada, así que su paseo por la docena de temas de su repertorio fue casi militar.
A destacar la pegadiza Gimme tha power —en la cual el público español gusta de gritar al unísono: "¡Viva México, cabrones!"—, la controvertida Voto latino, que expresa más de una duda acerca del desarrollo democrático en el ámbito iberoamericano, y la poco afortunada Puto, que, pese a que el grupo ha aclarado hasta la saciedad que no tiene connotaciones homófobas, provoca cierta inquietud a causa de frases tales como "Matarile al maricón". A veces las intenciones son buenas, pero las palabras utilizadas no.
Babelia
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