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La UE reclama un plan de urgencia para frenar las "vacas locas" en Portugal

Desde 1994 se han registrado 140 casos

La Comisión Europea (CE) pidió ayer a su responsable agrícola Franz Fischler un plan urgente para evitar una mayor propagación del mal de las vacas locas en Portugal. De 1994 a mediados del pasado septiembre se han producido 140 casos en el país, según fuentes comunitarias. La CE aprobó ayer una declaración en la que solicita al comisario que presente una propuesta, después de constatar que no ha habido "ninguna mejoría".Fischler es partidario de aplicar un embargo a las exportaciones portuguesas, aunque también baraja otras medidas.

Bruselas cree que el número de animales afectados es mayor que el confirmado hasta ahora, ya que muchos están en periodo de incubación. La CE afirma que "ya no puede ser excluida por más tiempo" una propagación del agente de la enfermedad.

Debido a la "seriedad de la situación", la CE ha pedido a los servicios de Fischler -con el acuerdo de la comisaria de Consumo, Emma Bonino, y del presidente Jacques Santer- que prepare "lo antes posible un plan de acción apropiado".

Bruselas ha instado además a las autoridades portuguesas a que tomen medidas para "resolver los problemas que ya se les han comunicado en el curso de inspecciones previas".

Además de la posibilidad de un embargo, Fischler baraja la aplicación de un sistema estricto de vigilancia en la fabricación de las harinas animales en Portugal, ya que son las causantes de la transmisión de la enfermedad; como alternativa a ese sistema de vigilancia Fischler calcula también la prohibición total de esas harinas, como ya se hizo en el Reino Unido.

La CE teme que Portugal no esté cumpliendo a rajatabla la normativa comunitaria sobre fabricación de harinas animales.

La Comisión dio hace unas semanas la voz de alarma sobre la situación en Portugal debido al empeoramiento de la situación en comparación con 1997, pues en lo que va de año el número de casos asciende a 57.

España mantiene un embargo a las exportaciones portuguesas, medida que adoptó cautelarmente y de forma unilateral, en espera de una decisión comunitaria.

La Unión Europea autoriza a los Estados miembros ese tipo de iniciativas en ausencia de decisión comunitaria cuando hay riesgo para la salud de personas o animales.

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