Cascos "vende" las inversiones del Gobierno para colocar al PP como segundo partido vasco

El vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, se presentó ayer en Vitoria, en la víspera del inicio de esta trascendente campaña electoral vasca, con ganas de hablar solamente de economía. Y además con una orientación nada engañosa: publicitar los logros del Ejecutivo que preside José María Aznar en estos años y sus ingentes inversiones en Euskadi. Sobre la tregua, la paz, la negociación, las arremetidas de Xabier Arzalluz o los eventuales cambios a la Constitución no aportó nada nuevo. Sí aprovechó una pregunta sobre la Declaración de Mérida de los barones socialistas para despacharles con desprecio: "Es una reunión que no debe levantar suspicacias porque han solemnizado lo obvio".

Cascos, desde luego, no pretendió solemnizar ningún mensaje. Casi como de trámite, reapareció en la escena política para sacralizar los méritos económicos del Gobierno central en general y en particular con respecto al País Vasco. Cascos pretendía demostrar que con el aumento de inversiones en Euskadi, que cuantificó en un 21% (unos 68.000 millones de pesetas) en dos ejercicios del PP al mando de los Presupuestos, debía ser suficiente para que los electores comprendan que su partido merece un plus de respaldo en las urnas el día 25. El secretario general del PP reclamó así una importante cuota de responsabilidad en la esperanza de paz que se palpa en Euskadi. Por estas dos razones, la bonanza económica y las expectativas de paz, Cascos pidió el voto para convertir al PP en la segunda fuerza política del País Vasco.Sobre las constantes reivindicaciones de Arzalluz, reiteradas ayer con contundencia en Madrid, para revisar la Constitución, Cascos no quiso emplearse. Dijo que en esta ocasión le faltaba información por haber viajado a Vitoria y que aguardaría a enterarse para ratificar si eran una obviedad o aportaban algo.

Información previa

Sí enganchó Cascos una cuestión sobre la Declaración de Mérida, en la que los tres presidentes autonómicos socialistas exigen lealtad a la Constitución, para minusvalorarla: "Esa reunión no debe levantar suspicacias y la he recibido como una solemnización de lo obvio que no merece más crítica". El vicepresidente tampoco da credibilidad a la información de que un ministro se enteró por la Guardia Civil de la posibilidad de la tregua de ETA a mediados de septiembre, días antes de anunciarse.El candidato a lehendakari del PP, Carlos Iturgaiz, también rechazó esa posición conjunta de los barones socialistas, pero por no apoyar ningún frente "ni nacionalista, ni del sur con el norte, ni del este con el oeste", porque llevan a la radicalización y la exclusión. Iturgaiz sí quiso advertir a los dirigentes del PNV, y en especial a su portavoz, Joseba Egibar, para que no se invente ningún frente que no sea el nacionalista y para que tome nota de que este proceso que se abre en el País Vasco lo liderará Aznar.

Iturgaiz habló de todo ello en la presentación de su campaña, que costará 165 millones, será estéticamente lo más "limpia" posible y ha tenido que ser retocada a última hora por el impacto del anuncio de la tregua. De los cuatro lemas estudiados, con palabras como libertad, futuro o paz se eligió al final Por un país para todos para destacar su oferta como la menos excluyente.