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Netanyahu y Arafat resucitan el diálogo

Bill Clinton, Benjamín Netanyahu y Yasir Arafat posaron ayer juntos para los fotógrafos y las cámaras de televisión, y eso ya fue algo que no se veía en mucho tiempo, desde octubre de 1996. Clinton, además, aseguró que su improvisada reunión con los líderes israelí y palestino en la Casa Blanca produjo "progresos en el camino hacia la paz". El presidente norteamericano no quiso dar detalles -"nada está decidido hasta que todo haya sido decidido", declaró-, pero afirmó que se habían "reducido las diferencias entre las partes en un amplio abanico de asuntos" e informó de que Netanyahu y Arafat volverán a reunirse en Washington hacia mediados de octubre.

No estuvo mal para un proceso de paz moribundo desde hace un par de años. La reunión de los tres hombres envió los dos mensajes que deseaba la Casa Blanca. Uno, que no está perdida toda esperanza en Oriente Próximo; dos, que, pese a sus graves problemas internos derivados del caso Lewinsky, el presidente de EEUU sigue teniendo todo el protagonismo internacional.La reunión había sido negociada a toda prisa por la secretaria de Estado, Madeleine Albright, durante el fin de semana. Se trataba de aprovechar la presencia en Nueva York de Netanyahu y Arafat, participantes en la Asamblea General de la ONU, para que Clinton en persona intentara desatascar el proceso de paz. Para la diplomacia norteamericana, el mero hecho de juntar en la Casa Blanca a los líderes israelí y palestino ya fue un éxito.

Los norteamericanos deseaban evitar, sobre todo, que Arafat anunciara ayer, ante la tribuna de la Asamblea General de Naciones Unidas, la constitución del Estado palestino en mayo de 1999. Arafat no llegó tan lejos. Se limitó a pedir apoyo de los países que conforman la ONU para poder lograr ese objetivo, pero sin citar fechas. Uno de los peligro inmediatos para el proceso de paz, acababa de ser salvado.

El lenguaje corporal de los tres políticos en su breve comparecencia conjunta ante la prensa al final del encuentro lo dijo casi todo. Clinton, como es su costumbre, se mostró cálido, simpático y optimista, intentando servir de puente entre sus huéspedes; Netanyahu y Arafat se ignoraron mutuamente, mirando hacia adelante todo el rato con caras de piedra. Se les veía claramente incómodos. Alejada del trío, Albright seguía con inquietud el acto.

No hubo acuerdos definitivos, como insistió en precisar Clinton en la corta conferencia de prensa. Pero las dos partes hicieron concesiones recíprocas que sólo aceptarán oficialmente si llegan a un acuerdo global en el anunciado encuentro en Washington de mediados de octubre. "Queda un montón de trabajo que hacer hasta que pueda alcanzarse un acuerdo global", subrayó Clinton.

Hillary, a favor

El presidente norteamericano se negó a dar una opinión sobre la futura existencia de un Estado palestino, "dada la fuerte implicación de EEUU en el proceso de paz". El pasado año, Hillary Clinton se declaró personalmente partidaria de que los palestinos dispongan algún día de su propio Estado.El mediador norteamericano Dennis Ross volverá en los próximos días a Oriente Próximo para intentar avanzar con israelíes y palestinos por el camino diseñado ayer y preparar la reunión del mes próximo en la capital norteamericana, que la Casa Blanca quiere que sea la definitiva, según informó Albright en una posterior conferencia de prensa individual. La secretaria de Estado, que acompañará durante un tiempo a Ross, precisó que lo ocurrido ayer no supone un avance definitivo y espectacular.

Israel, según fuentes de la delegación que acompañó a Netanyahu, está dispuesto a entregarle a la Autoridad Palestina un 13% adicional de territorio cisjordano, pero siempre y cuando un 3% sea destinado a una reserva natural que los israelíes controlaran militarmente y en la que ni árabes ni judíos podrían construir. Los israelíes también insisten en su exigencia de que Arafat encarcele a los grupos terroristas opuestos al proceso de paz que operan en los territorios de Cisjordania y Gaza que él controla.

[Sobre el terreno, mientras, continuaron ayer, por segundo día consecutivo los enfrentamientos entre árabes israelíes y policías israelíes con motivo del propósito del Gobierno de Netanyahu de confiscar 53 hectáreas de terreno en la localidad de Um al-Fájem, en el norte de Israel, para convertirlo en un campo de entrenamiento del Ejército israelí, informa Efe.]

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