_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Democracia o teopornocracia?

Sí, ha habido inmoralidad. En 1998, Clinton ha confesado dos pecados, el segundo está en boca de todos. El primero, olvidado, tiene que ver con el genocidio de los tutsis: olvidó señalarlo, por lo tanto denunciarlo, por lo tanto interrumpirlo. La carnicería duró tres meses bajo los teleojos de Occidente. Tras las disculpas del presidente, nadie desfiló bajo su ventana, "Oye, ¿qué has hecho con el niño ruandés?". La prensa no instó a realizar ninguna investigación, las grandes conciencias republicanas no dijeron ni pío. Dos pesos, dos medidas y una obscena realidad: un millón de muertos pesan como una pluma, unas cuantas gotas de esperma aplastan como una montaña.Sí, Estados Unidos está metido en su burbuja. ¿Se hunde Rusia en el caos? La conferencia de prensa de Yéltsin y Clinton giró en torno a... Monica. La misma situación tuvo lugar en las ruinas del terrorismo irlandés. Unos Estados Unidos artísticos creen salvar al mundo imponiendo a su jefe una conducta digna de Canossa.

Más información
La cinta muestra al presidente furioso, pero arrepentido de su devaneo

Es necesario que Bill se arrepienta y se derrumbe con la soga al cuello al igual que el emperador penitente imploraba con los pies descalzos a un papa en la cima de su gloria.

Sí, ha habido un incumplimiento de la Constitución. ¿De dónde hemos sacado que elegir a un presidente es escoger a un ángel? En el año 2000 uno de cada dos niños estadounidenses vivirá con uno solo de sus padres (divorciado). Prueba de que al menos el 50% de los hombres son infieles y matemáticamente hay otras tantas mujeres volubles. En cambio, susurran los espíritus elevados, un presidente debe ser ejemplar, muestra la Vía y encarna los Valores abandonados, pero supremos. Al reclamar de Clinton lo que nos abstenemos de exigir, aunque fuese retrospectivamente, a Kennedy o a Roosevelt, la cábala de devotos pretende regenerar una población descreída. ¿Libran Washington, Teherán y Kabul el mismo combate?

Sí, ha habido abuso de poder. Los medios de comunicación sondean los corazones, los riñones y se establecen como el Ojo de Dios. Un elegido nos debe la verdad, dicen. ¿La verdad sobre qué? ¿La verdad sobre todo? ¿Transparencia obligada hasta sobre los calzoncillos? La debilidad de Clinton fue responder (por lo tanto mentir) a preguntas que nadie, salvo Hillary, tiene el derecho de plantear. Hace más de dos milenios, los atenienses inventaron la democracia: "Practicamos la libertad, no sólo en nuestra conducta política, sino en todo aquello que engendra una sospecha recíproca en la vida cotidiana: no nos enfadamos con nuestro prójimo cuando vive a su antojo, nos abstenemos de toda vejación que, incluso sin causar daños, sea injuriosa". De este modo, Pericles recuerda a sus colegas estadounidenses "la necesaria tolerancia que rige nuestras relaciones privadas" (Tucídides).

Si, existe un peligro. La virtuosa confusión entre lo público y lo privado, entre lo temporal y lo espiritual, entre el ámbito de los césares y el reino de Dios, raya en el integrismo. Ya los asesinos de Rabin fueron financiados e inspirados por judíos ultrapiadosos de Manhattan. Ya los fanáticos de Kabul fueron nombrados caballeros por Washington. Ojalá la América profunda y orgullosa de sus libertades pueda interrumpir la estúpida tendencia a la deriva de una élite política, moral e intelectual que apadrina nuestra próximas guerras religiosas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

André Glucksmann es un filósofo francés.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_