Formación Profesional con "label"

Los estudiantes de Mecánica y los de Mantenimiento y Electricidad de los institutos de Formación Profesional (FP) de Bergara, Tolosa y Martutene consiguen insertarse en el mercado laboral sin excepción y, en la práctica, muchos de ellos ya tienen apalabrado el puesto de trabajo antes de concluir sus estudios. Estos tres centros son los primeros de España que han obtenido el certificado de calidad ISO 9002 que expide la Asociación Española de Normalización y Ordenación (Aenor). En el conjunto de las especialidades que imparten, el grado de colocación supera el 85% de los alumnos matriculados. José María Larrañaga, director del Instituto de Formación Profesional de Bergara, señala que este curso se ha topado con el problema de que había 150 peticiones de matrícula, cuando las plazas disponibles no llegan a la mitad. José María Elola, su homólogo del instituto de Tolosa, ratifica que en Mecánica y en Mantenimiento y Electricidad, el nivel de colocación es del 100%, mientras que en la especialidad de Informática supera el 75%. Los resultados son equivalentes en Martutene. Eugenio Ibarzabal, coordinador del Foro Guipúzcoa XXI, promotor de los planes de calidad en la Formación Profesional y en el que participan Adegi, Elkargi, la Universidad del País Vasco y la Fundación Kutxa, confirmó ayer que la introducción de estos sistemas de control y evaluación aumenta las posibilidades de inserción laboral de los alumnos. Si bien puntualizó: "Tampoco debemos olvidar que nos encontramos en un ciclo expansivo de la economía. No sería justo decir que estos estudiantes acceden al mercado sólo y exclusivamente porque llevan cuatro años en centros con sistemas de calidad". Ibarzabal indicó que los certificados logrados por Bergara, Tolosa y Martutene "son una garantía de que lo que estos centros dicen que hacen, lo cumplen realmente", en la medida en que la evaluación la realiza una institución externa como Aenor, que mide el nivel de cumplimiento de hasta 20 parámetros. Elola, director del Instituto de FP de Tolosa, resume que el corolario del programa, en el que llevan trabajando cuatro cursos, es "ofrecer una enseñanza mejor a los alumnos, que sí lo han percibido", según se desprende de las evaluaciones que los mismos estudiantes realizan sobre sus profesores. "Introducir calidad es un proceso que no concluye nunca". Agrega que "todos los profesores tienen un mismo tipo de programación, están coordinados, mientras que el alumno sabe cómo se le va a evaluar, contrariamente a lo que sucedía antes, cuando cada docente hacía la evaluación que quería. Los medios didácticos y audiovisuales también son mejores". Modelo de referencia La racionalización y actualización constante de los contenidos que se imparten y los métodos de enseñanza y evaluación a los alumnos obligan a efectuar "cambios importantes" en la vida interna del centro docente. En este sentido, los directores subrayan el esfuerzo desplegado por los profesores, que "al fin y al cabo son funcionarios a los que no se puede obligar igual que si trabajaran en una institución privada". El coordinador del Foro Guipúzcoa XXI apostilla que estos certificados proporcionan "un prestigio enorme" en el exterior, corroborado por las frecuentes visitas que reciben de responsables educativos, hasta el punto de haberse convertido en un "modelo de referencia en el Estado". El pasado mes de junio representantes del Ministerio de Educación y ocho consejeros de otras tantas comunidades se reunieron en San Sebastián para conocer el funcionamiento de estos institutos. La excepcionalidad de los tres centros, a los que en breve se va a unir el Instituto de Usurbil, se irá diluyendo en los próximos años, puesto que 40 institutos vascos han comenzado a aplicar el catálogo de medidas para introducir sistemas de calidad. "Es una dinámica que no ha hecho sino comenzar y los cambios pueden ser espectaculares a medio plazo", pronostica Ibarzabal, quien asegura que el próximo año doce institutos del País Vasco obtendrán el certificado. Los responsables de los tres centros fueron agasajados ayer por el diputado general guipuzcoano, Román Sudupe, en una recepción en el palacio foral.