Savater denuncia la excesiva presión que sufren los profesores
A los profesores se les exige demasiado: que luchen contra todos los malos efectos que causan la televisión o la violencia ambiental en los estudiantes. El filósofo Fernando Savater lamentó ayer la presión social y la incomprensión que sufren los docentes de secundaria. El autor de El valor de educar considera cada vez más imprescindible preparar a los alumnos no sólo académicamente, sino en aspectos como la convivencia o la participación democráticas.
La figura del docente es objeto de presiones, denunció Savater, pero además a los profesores "casi nunca se les pregunta lo que necesitan". El filósofo pronunció ayer una conferencia en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) con el título Educar para la ciudadanía ante los participantes en los cursos de formación para docentes de educación secundaria, organizados por el Ministerio de Educación. Más de 500 profesores se han matriculado en esta segunda convocatoria, que se desarrolla durante toda esta semana en Santander.Según el catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid , al docente no se le pregunta cómo está viviendo él la transformación de los tiempos, la transformación de las demandas sociales: "Se envía a los profesores, como a los últimos caballeros andantes, a luchar contra todo tipo de dragones peligrosísimos que andan sueltos: la televisión, la violencia y no sé cuantos horrores que nos amenazan. Y allí van a enfrentarse con esas fieras. Se les pide cuentas, tienen que traer la cabeza preparada y a la hora prevista, y, sin embargo, no se les ayuda, no se les escucha, no se sabe cuáles son las dificultades que tienen para esa tarea que se les confiere".
Savater dice además que los padres lo quieren todo: "Que los alumnos salgan bien preparados intelectualmente y que salgan preparados como personas íntegras. Y todo eso cae sobre el profesor, que está luchando con las demandas sociales, pero al que rara vez se le permite exponer sus problemas y dificultades".
Savater insistió en la necesidad de educar a los alumnos en la convivencia y en la participación en la instituciones democráticas, aspectos que "no se pueden dar por supuestos, porque un demócrata activo no es algo que surge por generación espontánea, como si fuera una orquídea o un cardo".
El filósofo acaba de publicar el libro Amor a R. L. Stevenson (Límite) y está preparando otro que pretende ser una invitación a la filosofía para todos aquellos que quieran profundizar o se interesen por primera vez en ella.
La formación de los ciudadanos no debe caer, añadió el filósofo, "en lo retórico o en lo meramente declamatorio", puesto que no se trata de un conjunto de dogmas que haya que aceptar sin más, sino de unas disposiciones críticas que cada persona debe desarrollar.
El secretario general de Educación, Eugenio Nasarre, que también participó en estos cursos, respondió a las críticas de las asociaciones de padres y sindicatos sobre la masificación de las aulas y aseguró que "la enseñanza universitaria no está masificada y en ningún caso se supera la ratio que establece la ley".
La ratio máxima permitida en primaria es de 25 alumnos, en secundaria, de 30, y en bachillerato, de 35. Según Nasarre, la media de alumnos por aula está actualmente por debajo de esas cifras: 20 alumnos, en primaria; 27, en secundaria, y 30, en bachillerato.
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