Sólo uno de cada diez alumnos está escolarizado en el antiguo sistema

La reforma ha sido aplicada sin concesiones. El viejo sistema educativo es una especie en extincion en Cataluña. Casi el 90% de los 1.029.736 niños y jóvenes catalanes que comienzan este curso ya están escolarizados según la LOGSE. Este año desaparecen definitivamente el primero y tercero de BUP y los primeros cursos de los dos grados de la vieja Formación Profesional (FP). Por otro lado, se generaliza el tercero de ESO, el primero del nuevo bachillerato y los cursos iniciales de los ciclos formativos de Grado Medio y de Grado Superior. La incidencia del descenso demográfico sigue haciendo mella; habrá 27.133 alumnos menos que el curso anterior, que ya vio un descenso de 30.000.Los malos auspicios que se aventaban desde la comunidad educativa, temerosa de que los problemas surgidos en la aplicación de la reforma propiciaran una caída en picado de las matriculaciones en la escuela pública y una cosecha favorable de la privada concertada, no se han materializado. La relación no ha variado ni un ápice: 597.089 alumnos en la pública (58 %) y 432.647 en la privada (42 %). La primera pierde 16.480 alumnos y la segunda 10.653, por efectos demográficos.

Maestros en la ESO

Para el profesorado, la buena noticia es que, atendiendo una insistente reclamación sindical, desaparece el agravio comparativo que sufrían los maestros de primaria incorporados a la ESO respecto a los profesores de secundaria, al quedar equiparados en cuanto a horas lectivas. Todo el cuerpo docente tendrá 18 horas semanales de clases, de modo que los maestros procedentes de primaria ya no tendrán que impartir las 22 a las que estaban obligados. La Generalitat asegura que esta medida permitirá dedicar más tiempo a tutorías y tareas de dirección, al tiempo que favorece la preparación docente y la formación continuada.Las inversiones de la Generalitat para preparar el curso se acercan a los 15.000 millones de pesetas, que se han dedicado a la realización de 39 grandes obras y 476 intervenciones de menor cuantía. Este curso habrá 13 nuevos centros en funcionamiento, lo que no ha impedido que, de nuevo, el Departamento de Enseñanza haya tenido que dedicar una partida a la compra de barracones provisionales, si bien el consejero Xavier Hernández aseguró que éste será el último pedido que realice.

Las previsiones oficiales auguran que tan sólo en cuatro centros las clases se iniciarán en locales distintos a su ubicación definitiva por el hecho de que no se hayan terminado las obras de acondicionamiento.

Hernández, cuya gestión el curso pasado se vio ensombrecida por los resultados de la encuesta del INCE, que valoraban por debajo de la media el nivel de conocimientos de los escolares catalanes, insiste en que su departamento se ha puesto como meta la calidad. Para ello utilizó un argumento cuantitativo: 27.133 alumnos menos y 629 profesores más.

El descenso de alumnos, explicó, equivaldría a unas 1.200 aulas menos, calculando 25 alumnos por aula. La Generalitat, sin embargo, aumenta el número de profesores para mejorar las escuelas rurales, de modo que aquellos centros con una media de 22 alumnos por aula tengan un profesor más. También se han incrementado los recursos para comedor y transporte, capítulos a los que se destinan unos 8.800 millones de pesetas, lo que supone un 4,8% más que el curso 97-98.

La incidencia de la inmigración en las escuelas es una de las cuestiones más polémicas de este curso, especialmente por la concentración masiva de estos escolares en determinados centros. A la posibilidad de distribuir los llamados "alumnos con necesidades especiales" entre todos los centros financiados con dinero público se opuso el Tribunal Superior de Cataluña, argumentando que la medida iba contra la libertad de los padres y tenía visos de inconstitucionalidad. Sin embargo, de un modo consensuado entre los padres, el municipio, las asociaciones de inmigrantes y las escuelas, ya se ha llevado a cabo con éxito en Vic y Manlleu.