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CIRUGÍA

Un equipo español crea una técnica en lesión coronaria

El servicio de Cirugía Cardíaca del hospital Ruber Internacional de Madrid ha desarrollado una nueva técnica para tratar un tipo de lesión coronaria que afecta al septo interventricular o tabique muscular que divide los dos ventrílocuos del corazón. Este tipo de operación sustituye al trasplante cardíaco en algunos de los pacientes con este proceso que para sobrevivir necesitarían otro corazón.Según el jefe de Cirugía Cardíaca de la clínica Ruber Internacional, Ángel G. Pinto, mediante esta técnica de revascularización se practica debajo de la lesión un baypass o puente entre la arteria aorta y la arteria primera septal que irriga el tabique interventricular, lo que posibilita de nuevo la circulación de la sangre.

Pinto presentará este procedimiento en el XII Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cirugía Cardíaca y Torácica, que se celebra en Bruselas del 20 al 23 de septiembre. Esta operación, explica, está indicada en pacientes con lesión por arterioesclerosis en la arteria primera septal que nutre el tabique que divide los dos ventrículos.

"En cinco años hemos operado nueve enfermos, de los que siete habrían estado abocados al trasplante de corazón. Todos habían sufrido angina de pecho, excepto uno, que había tenido un infarto". Su edad media era de 64 años, aunque teníamos algún paciente con 42 y otro con 80.

Diagnóstico

Como indica este cirujano, la lesión en la arteria primera septa aparece siempre en enfermos que presentan también problemas en otros vasos sanguíneos, por lo que generalmente este proceso se diagnostica por cateterismo al estudiar la anatomía de las coronarias cuando ha aparecido un infarto o angina.La lesión de la primera septal es particularmente grave en aquellos pacientes que de forma fisiológica sólo poseen esta arteria para irrigar el tabique interventricular.

"Por ello", añade Pinto, "los enfermos con este problema y una sola arteria septal estarían abocados a la muerte o al trasplante, pues llegaría un momento en que la lesión producirá una estenosis o estrechamiento en su calibre que ocluiría el vaso e impediría la irrigación y, por tanto, infartaría todo el corazón".

La operación dura aproximadamente cuatro horas y sus riesgos son los mismos que los de cualquier operación cardíaca extracorpórea y, como advierte Pinto, no mayores que los de la cirugía cardíaca mínimamente invasiva. Precisa 24 horas de cuidados intensivos y hospitalización de cinco a siete días.

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