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55ª MOSTRA DE VENECIA

Robert de Niro asegura que volverá a dirigir y que todavía disfruta con la interpretación

El actor presenta "Ronin", una película llena de ruido, asesinos japoneses y persecuciones

Ojeroso, estudiadamente despeinado, vestido con una chaqueta de cuero marrón sobre unos vaqueros usados, Robert de Niro se presenta en el salón del Hotel Excelsior, cuartel general de la Mostra de cine de Venecia, con cara de pocos amigos. Se le ve incómodo y lleno de hastío, pero niega que actuar le aburra ya. "Es cierto que me gustaría volver a dirigir, pero interpretar sigue estando muy bien. Tienes menos responsabilidad". El actor, que ha presentado en Venecia Ronin, filme de acción con persecuciones y japoneses, opina que Clinton no debió ocultar su relación con Mónica Lewinsky.

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De Niro saluda con una cortesía fría antes de sentarse en la butaca y después procede con gran esfuerzo a contestar a las preguntas que se le plantean. Es parte del trabajo, el sábado que viene se repite el turno de entrevistas en Nueva York, y el actor está visiblemente incómodo. En el Lido, su presencia ha causado sensación, y en los pasillos del Excelsior una decena de personas le esperan para hacerle una fotografía o pedirle un autógrafo. Pero una cosa son los fans y otra los periodistas. "Dicen que es necesario dar entrevistas para promocionar una película antes del estreno. Yo no estoy de acuerdo, me parece que la gente iría igual al cine", comenta De Niro con una media sonrisa.La película a promocionar en este caso es Ronin, un nuevo thriller con muy poco de novedoso dentro, repleto de asesinos a sueldo, persecuciones de coches desenfrenadas y dotada de una banda sonora pavorosamente fuerte. Una de esas películas en las que uno no espera encontrarse a Robert de Niro en el reparto, si no fuera porque en los últimos años el gran intérprete de Taxi Driver y Toro Salvaje se prodiga en la pantalla en toda clase de filmes menores.

"Todavía disfruto"

Hace un año De Niro declaraba a un diario británico que su vida había entrado en un nuevo ciclo en el que actuar había dejado de ser la parte esencial. Con 55 años cumplidos y más de 30 en el duro trabajo de la interpretación, De Niro es la imagen misma del agotamiento y el hastío. La imagen de un actor despreocupado, indiferente a los juicios ajenos o quizás cuidadoso en mostrarse siempre un poco oscuro, un poco atravesado. ¿No será que está cansado de su trabajo? "No, en absoluto, es verdad que querría dirigir otra vez, pero disfruto con la interpretación. En cierto modo es más divertido ser actor, porque estás más despreocupado, más relajado, tienes menos responsabilidades".En Ronin, De Niro interpreta a un mercenario con tendencia a enfurecerse, un papel que le sale sin demasiado esfuerzo. "Es interesante un personaje así, con carácter, bueno para la acción. Lo que ocurre es que es cansado porque en los rodajes ya se sabe, hay que repetir las escenas diez, quince veces, es agotador". Ronin, dirigida por John Frankenheimer, se rodó parcialmente en París, el pasado invierno, y fue en la capital francesa donde De Niro se vio envuelto en un desagradable incidente con la justicia relacionado con una agencia que suministraba prostitutas menores de edad. El tema escuece todavía y De Niro se saca de encima la pregunta sobre si ha superado ya el incidente con un brusco sí.

Imposible no preguntarle al actor y productor de la película Cortina de humo (que narra la historia de un presidente de Estados Unidos obligado a inventarse una guerra con Albania para distraer a la opinión pública sobre su escandalosa vida) qué opina de la situación americana ahora que el presidente Bill Clinton se encuentra con el agua al cuello. "Es una lástima que se le haya dedicado tanta atención a una cuestión tan trivial. Lo malo del asunto es que como al principio puso tanto énfasis en negar la relación sexual , y eso está registrado en video, pues sus declaraciones posteriores, diciendo "esto es un tema que sólo me afecta a mí y a mi familia", pierden valor".

De Niro asegura haber disfrutado con el equipo internacional de actores que le acompañan en Ronin, entre ellos el francés Jean Reno, y reconoce que su personaje, Sam, no representó para él el esfuerzo de preparación que otros grandes papeles de su carrera. Están lejos los tiempos en los que el actor era capaz de pasarse un año siguiéndole los pasos a un famoso boxeador para interpretar Toro Salvaje o de vestir ropa interior de seda comprada en la tienda predilecta de Al Capone antes de comenzar el rodaje de Los intocables.

Papeles turbios

De Niro es ahora un nuevo De Niro, que parece decidido a ganar dinero en la pantalla y a ahorrar tiempo en la vida. "En realidad no hago tantas cosas, un par de películas al año todo lo más", niega vivamente. En cualquier caso, construir los personajes menores de estos filmes de acción no parece un reto descomunal para alguien como él. "Me valgo de todos mis recursos de actor para hacerlo", y naturalmente, de toda una riquísima experiencia. De Niro, como muchos actores, se niega a elegir entre los muchos papeles encarnados a lo largo de una vida artística tan larga y tan fructífera. "Defiendo lo que he hecho", señala, con una especial mención hacia los papeles turbios, "oscuros, porque dan más oportunidades al actor de hacer un trabajo creativo". No es que De Niro les tenga simpatía a los delincuentes, por supuesto. En cuanto a los proyectos inminentes, "no se trata de hablar de ellos sino de hacerlos", contesta De Niro, definitivamente relajado, ahora que la entrevista termina.

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