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Castro y Aznar allanan el camino para acelerar la visita del Rey a Cuba

Los Gobiernos de Fidel Castro y de José María Aznar han comenzado a allanar el camino para que el Rey viaje a Cuba antes de la cumbre de presidentes iberoamericanos que se celebrará en La Habana a finales de 1999. La idea, defendida en privado por altos cargos del Gobierno español, diputados del PP y líderes autonómicos que han pasado por Cuba en los últimos meses, es que sería un error que la primera visita de don Juan Carlos al único país iberoamericano que le falta por visitar coincida con un encuentro de mandatarios que diluiría el impacto político del viaje.

En contra del "sector duro" del PP, que aboga por una visita de perfil bajo, en el Ministerio de Asuntos Exteriores y sectores del PP más moderado cada vez se tiene mayor conciencia de que lo que más conviene a la diplomacia española es que el viaje real tenga peso específico propio y se convierta en un acontecimiento de gran relevancia en Cuba, similar al que supuso la visita que el Papa. Ningún funcionario, ni español ni cubano, reconoce oficialmente que ya se esté negociando una fecha concreta, pero existe una percepción general de que ambos Gobiernos están creando las condiciones para que la visita pueda organizarse antes de la cumbre de 1999.Con la boca pequeña y cara de secreto, miembros del Gobierno cubano y funcionarios españoles afirman que Castro y Aznar podrían resolver definitivamente el asunto en octubre, cuando se encuentren personalmente en el marco de la cumbre de presidentes iberoamericanos que tendrá lugar en la ciudad portuguesa de Oporto. Algunos dan ya por seguro el viaje y aventuran su fecha más probable en el primer trimestre de 1999.

Las razones para pensar que Aznar puede considerar que ya "toca" que el Rey viaje a Cuba son varias. En primer lugar, la buena marcha de las relaciones económicas y políticas entre ambos países, una vez superada la crisis diplomática provocada por la retirada del plácet a José Coderch como embajador de España. En los últimos cuatro meses han pasado por Cuba el ministro de Industria, Josep Piqué, y otros altos cargos del Ejecutivo de Aznar, quiénes han sido tratados con esmero por Castro. Además, de aquí a fin de año se producirá un auténtico maratón de visitas de políticos españoles: el ministro de Exteriores, Abel Matutes, el líder de Unió Democràtica de Catalunya, Antoni Duran Lleida, y el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga.

Otro motivo que puede influir en la decisión del Gobierno español es la seguridad, ofrecida por las autoridades cubanas, de que se dará al monarca un tratamiento de lujo y que la visita tendrá una repercusión sin precedentes. El mismísimo Castro ha dicho que la visita será organizada con rango parecido a la del Papa.

El presidente cubano, Fidel Castro, hizo el miércoles un nuevo guiño a Aznar y al Rey al recibir en el Palacio de la Revolución al lehendakari, José Antonio Ardanza, que realiza su segunda visita oficial a la isla. "Yo no soy monárquico, pero respeto mucho al Rey... Es un hombre sencillo en su trato con los demás y pienso que le tienen respeto no sólo en Cuba sino en muchas partes del mundo", afirmó. Castro dijo que, tras el nombramiento de Eduardo Junco como embajador de España, las relaciones entre ambos países "están completamente normalizadas. Y yo diría algo más: perfectamente normalizadas", agregó.

"La visita programada del Rey para principios del próximo año ¿supondrá un acicate, o cómo la ve usted?", le preguntó un periodista. "Yo, excelentemente bien. Hace mucho rato que estamos esperando al Rey", respondió el presidente cubano durante una breve conferencia de prensa.

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Castro negó que en su país se haya incrementado el flujo de etarras en los últimos meses. "Es categóricamente falso", dijo, y aconsejó al ministro Jaime Mayor, en caso de que sea él el que piense de esta forma, que se consiga "un aparatico capaz de recepcionar entre la verdad y la mentira". "No creo que lo haya dicho como una mentira, pero alguien puede habérsela dicho...", ironizó.

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