Los artificios y máquinas de Felipe II marcan una ingeniería "sin ideología"

La ingeniería en la época de Felipe II "está muy lejos de las disputas religiosas que dividieron Europa en el siglo XVI", afirmó ayer el ingeniero Ignacio González Tascón al presentar el montaje de Los ingenios y las máquinas. Ingeniería y obras públicas en la época de Felipe II. El pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico, de Madrid, presenta 300 piezas, sobre todo maquetas y planos, que señalan el intercambio de técnicas, ingenieros y científicos de diversos países. Entre las piezas destacan la obra de Juanelo Turriano, la presa de Tibi y la acuñación de monedas .

Las técnicas y la construcción en la España del siglos XVI, junto con la jardinería y el medio ambiente (a partir del día 23 en Aranjuez) son dos propuestas de exposiciones de la Sociedad Estatal para la conmemoración de los centenarios de Felipe II y Carlos V. La parte más artística se centra en la actual exposición de El Escorial y las próximas del Prado y Valladolid, sobre el arte y las gentes de Felipe II.En el pabellón proyectado por Juan de Villanueva en el interior del Jardín Botánico (entrada, 200 pesetas), la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, inaugura hoy la exposición dedicada a la ingeniería y obras públicas durante el reinado de Felipe II, con el patrocinio del Ministerio de Fomento e Iberdrola. Un proyecto de la Fundación Juanelo Turriano que desarrolló la sociedad estatal, con un presupuesto de 150 millones de pesetas, incluidos 40 millones para la itinerancia, que por ahora se limita a la Comunidad Valenciana y México.

Negro de Armani

El montaje, realizado por el arquitecto Bernardo Revuelta como un andamiaje que contiene las piezas, recorre presas y canales, la actividad industrial en diversos productos, el abastecimiento de agua a las ciudades, los caminos y los puentes. El proyecto de navegación del Tajo entre Toledo y Lisboa ilustra los medios de financiación y gestión de las obras públicas, en manos de los ayuntamientos.La explicación de González Tascón sobre las plantas tintóreas que vienen del Nuevo Mundo y, en concreto, el negro ala de cuervo que se obtenía con la madera del palo de campeche, muy del gusto del rey, provocó un comentario del presidente de la sociedad estatal, Juan Carlos Elorza, sobre el negro de Felipe II y el retrato de Sofonisba Anguisciola, del Museo del Prado. "Proponemos una reflexión, sin manipular ni maquillar nada. Los criterios hay que dejarlos a los investigadores y la libertad hay que entenderla desde el conocimiento. Me sorprende saber que el retrato que da la imagen de austeridad y oscurantismo representa en realidad a un rey que viste con una ropa que era el Armani de la época, un rey que manifiesta el lujo y la modernidad".

Las maquetas presentan la presa de gravedad de Tibi, en Alicante, con sus planos originales, durante dos siglos la más alta del mundo, de 42 metros, el conjunto de las grúas de El Carpio para elevar el agua de riego y los silos de Burjassot. El comisario González Tascón destaca la convivencia de los ingenieros españoles con los italianos, como los Antonelli, Juanelo Turriano, Sitoni; los alemanes, que instalaron en Segovia la maquinaria para acuñar moneda por laminación, diqueros holandeses como Jansen o constructores franceses como Pierre Bedel.

Molinos harineros y papeleros y los ingenios para fabricar pólvora necesitaron las aportaciones de la ingeniería hidráulica, que tiene aspectos singulares en la fabricación de la plata en frío en el complejo hidráulico de Potosí o en las obras de saneamiento de las ciudades, como ocurrió en la actual Alameda de Hércules de Sevilla o en la ciudad de México. Con frecuencia, las fuentes públicas, como las de Ocaña y Priego de Córdoba, tienen usos sucesivos, para beber personas y animales, lavaderos, industrias y carnicerías reales. Los archivos de Simancas, General de Indias y Biblioteca Nacional, entre otros, han prestado originales. La Diputación de Toledo ha dejado la maqueta del artificio de Juanelo Turriano según L. Reti para subir el agua desde el Tajo hasta el Alcázar, un total de 90 metros con un sistema de trasvases. La ciudad tiene la intención de hacer realidad de nuevo el proyecto del relojero de Carlos V.