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150 obras muestran en Viena el valor del color rojo en el arte ruso

La exposición está compuesta por obras del Museo Ermitage

El Kunstforum de Viena presenta una exposición que brinda un panorama homogéneo, aunque poco habitual, a través de seis siglos de la pintura en Rusia. El color rojo es el hilo conductor que en esta muestra lleva al visitante desde los iconos a la época de los zares, pasando por el arte folclórico, el expresionismo y la vanguardia rusa, hasta acabar en el arte de propaganda estalinista. La muestra está compuesta por 150 obras cedidas para la ocasión por el museo nacional ruso de San Petersburgo.

Rojo y hermoso pueden ser la misma cosa, en ruso. Ambos conceptos caben en la palabra krasnyi, explicó Ingrid Brugger, organizadora de la exposición, para dar a entender cuán enraizado está el protagonismo del color rojo en la cultura rusa. Más aún que en el resto del mundo, donde, naturalemente, también se destaca el color de la sangre, el más fuerte de la escala cromática, el que atrae la atención y alerta.La Plaza Roja en Moscú es también la Plaza bella. Toda casa campesina solía tener su esquina bonita (krasnyi ugol) o esquina roja , que viene a ser lo mismo. Era el lugar de reunión, el más acogedor de toda la vivienda, donde se solían colgar los iconos.

Con la Revolución Rusa llegaron las esquinitas bonitas (krasnyi ugolok), nombre que se dio popularmente a los saloncitos del partido comunista destinados a la indoctrinación política, instalados en todas las aldeas, cuarteles y fábricas de la Unión Soviética.

Contrapuestas una a la otra, en la exposición se pueden ver réplicas de la esquina y la esquinita sean bonitas o rojas.

En el lenguaje simbólico de los iconos, el rojo aparece como la sangre de Cristo, señaliza el amor divino, el sacrificio de los mártires y la victoria de las santos guerreros. En la pintura del siglo XVII hasta el XIX el colorado entra en lo profano para demostrar los atributos del poder. Prácticamente en ningún retrato de personalidades representativas se prescinde del carmín, que se ve a menudo en cortinas y mantos.

Una señal positiva

Pero también para los campesinos, el rojo era una señal positiva, que se usaba en atuendos y objetos colorados para celebrar las cosechas y otros momentos de buen augurio. El vestido de novia era rojo antes de que se impusiera en las bodas rusas las moda francesa del blanco inmaculado. Conocer los mensajes de este color tradicionalmente predilecto facilita la lectura del arte moderno ruso. En los movimientos del expresionismo y del suprematismo, Marc Chagall, Vassili Kandinsky, Kasimir Malevich y Olga Rosanova recurren a la herencia de los iconos y descubren la simbología del rojo anclada en el subconsciente colectivo.De la vanguardia rusa, la muestra presenta buenos ejemplos tanto de artistas hasta ahora poco conocidos en occidente, como de los más famosos. El San Jorge, pintado por Vasili Kandinsky en 1911, asocia en abstracto la figura del santo venerado en Rusia -en los iconos- como el vencedor del mal. Vemos también La iglesia roja de Kandinsky, El judío rojo de Marc Chagall -de 1915-, El violín rojo de Ivan Puni. Rojo es también el corcel en Fantasía de Kusma Petrov Vodkin.

El suprematista Kasimir Malevich está presente en la exposición con varios lienzos, desde Cabalga la caballería roja o La casa roja, las Cabeza de Campesino en colores primarios y perspectivas planas como los iconos hasta su Cuadrado rojo pintado sobre fondo blanco, en el que Malevich condensa la esencia del color nacional bajo el subtítulo Campesina suprematista. La tela del cuadrado rojo de Malevich es una de las imágenes que han hecho avanzar el arte contemporáneo, por su repercusión en diversos artistas y corrientes en las décadas posteriores. Como se puede apreciar también en los lienzos monumentales de la época comunista, el antiguo mensaje del color rojo fue absorbido y utilizado por la revolución bolchevique y acabó identificándose con el Estado soviético.

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