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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El 7 de julio

Los días 6, 7 y 8 de julio, en el marco de los cursos de verano de la Universidad Autónoma, tuvo lugar en la sierra madrileña un coloquio sobre el Marruecos de hoy, su sociedad, su economía y su política. La participación en mesas redondas y debates de profesores, periodistas, economistas..., españoles y marroquíes, confirió a las jornadas un gran interés. Sobre todo porque los que asistimos tuvimos la ocasión de convivir unos días y de intercambiar ampliamente puntos de vista. De aproximar distancias, en definitiva, tan cortas en cuanto al espacio; tan lejanas, a veces, en reticencias y en conocimiento mutuo. El actor y director de cine Jillali Ferhati presentó su película Caballos de fortuna. Viéndola contemplamos la terrible fascinación que en este momento ejerce la otra orilla del Estrecho sobre los tangerinos y rifeños. El espejismo que supone la imagen, sin duda distorsionada, que les llega de Europa y las penalidades que sufren para conseguir un imposible visado que les permita acceder a ella.

Es difícil olvidar el pase de la película, al aire libre, anocheciendo en la sierra madrileña -en lo que fuera refugio del poeta Aleixandre-, rodeado de bosques y con luna llena. Conforme transcurrían las imágenes iban avanzando las sombras, se desdibujaban los bosques y se iba dejando sentir el frío. Frío que no procedía tanto de la baja temperatura -que lo era- como de la reacción emocional a lo que estábamos viviendo. A más de mil metros de altura sobre el nivel del mar y con la luna presidiendo, este lugar se me antojaba una atalaya desde la que se podían divisar las pateras que en ese momento debían estar disponiéndose a atravesar el Estrecho.

Ha pasado un mes y leo con estupor en la prensa la noticia de la muerte de 38 magrebíes, de entre 16 y 26 años, que fallecieron ahogados al ser embestidos por el barco que debía transportarlos para alcanzar la orilla de Europa. Al parecer, nadie les prestó socorro. Ni Marruecos, ni España, ni Europa. El pasado 7 de julio.

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No deja de ser paradójico que, en los tiempos de las comunicaciones y de Internet, la noticia haya tardado exactamente una luna en saltar a la prensa, y más paradójico todavía que el barco que debía recogerlos fuera el que les embistiera.

Precisamente el 7 de julio fue el día en que Ferhati pasó su película Caballos de fortuna, cuando el frío y las sombras nos iban ganando. El escritor rifeño afincado en Tánger Mohamed Chukri, en la comunicación enviada, se presentó como hijo de la emigración, expulsado por las carencias y la sequía, arrojado en brazos de la aventura. Según él, el emigrante no lleva consigo más que un rayo de esperanza y un asustado soplo de dignidad. Para Chukri, el Mediterráneo es un periplo, un sueño iniciático, el espacio del humanismo, el crisol de civilizaciones: Alejandría, Cartago, Atenas, Roma, Cádiz, Tánger.. Piensa que es necesario volver a los fundamentos de las culturas que surgieron en el Mediterráneo como único modo de humanizar las sociedades de consumo.

Hago mías las palabras de Chukri, el deseo de que el Mediterráneo sea un mar de cultura y de valores humanos. Ojalá que el dolor por la terrible muerte de estos jóvenes nos haga reaccionar unidos a marroquíes y españoles y juntos no permitamos que vuelvan a producirse hechos como éstos.-

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