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El nuevo Liceo muestra la decoración de su sala a un año de la reapertura

El coliseo barcelonés monta a contrarreloj la caja escénica

Intensos dorados y un profundo azul cielo sólo roto por esponjosas nubes. Podría ser un campo de maíz en un soleado día de primavera, pero es el nuevo Liceo. La fulgurante decoración de la sala del teatro de ópera de Barcelona, copia fiel de la que fuego destruyó en enero de 1994, pero ahora con colores más vivos, lució ayer por la mañana con intensidad como si de una noche de ópera se tratara. Retirados los andamios, los responsables del teatro abrieron ayer las puertas para mostrar a la prensa cómo en el nuevo Liceo tradición, la sala, y tecnología, el escenario, se dan la mano sin pudor. Pese al avanzado aspecto de la sala, la reconstrucción del coliseo lírico barcelonés se enfrenta ahora a su principal reto, el escenario, cuyo montaje se realiza a contrarreloj para que el 8 de octubre del año próximo pueda acoger el primer montaje operístico: Turandot, en una nueva producción de Núria Espert.

"Sufriremos, sufriremos, sufriremos". No ocultaba ayer el director general del Liceo, Josep Caminal, lo apurado del calendario, que no permite más desviaciones que horas o minutos, para que en octubre de 1999 todo esté a punto para que una ópera, Turandot, de Puccini, vuelva a representarse en el coliseo barcelonés. Mientras, el alcalde de Barcelona, Joan Clos, con ojos de sorpresa, no paraba de repetir: "Ya tenemos Liceo".

"El montaje de la caja escénica, que ha de permitir la alternancia de producciones operística durante la temporada, no plantea problemas. El punto crítico es su rodaje", reconoció Caminal. La reconstrucción del Liceo, con un coste reconocido de 14.683 millones de pesetas -5.000 aportados por el patrocinio privado- ha agotado todos los márgenes posibles de tiempo.

Las empresas Thyssen Boetticher y Waagner-Brio, que ganaron en junio de 1996 el concurso de construcción e instalación de la caja escénica, iniciaron los trabajos de montaje el pasado mes de mayo, bastantes meses después de lo previsto a causa de retrasos varios motivados por la complejidad de las obras al estar situado el teatro en el casco antiguo de Barcelona.

El montaje de la caja escénica, con su puesta a punto, está previsto que finalice el próximo mes de abril, lo que limita el rodaje de la compleja maquinaria, completamente automatizado -con una plataforma-ascensor para subir y bajar las escenografías y cuatro espacios escénicos alternativos para montaje y almacenaje de producciones-, a cuatro meses.

Mientras, las obras que dan forma a la sala, que tendrá 2.300 butacas, 100 menos que antes del incendio, y al edificio, un total de 27.968 metros cuadrados, de los que el 80% es construcción de nueva planta, van a velocidad de crucero. La primera temporada tendrá 112 funciones, frente a las 109 de la temporada 1993-1994, la última que se programó en el Liceo.

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