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Los cambios en el Gobierno de Blair intentan acelerar el plan de reformas del Estado de bienestar

Tony Blair completó ayer los cambios en su Gobierno tras el reajuste ministerial del lunes y el énfasis que dio a la reestructuración de la seguridad social confirmó su determinación de salvar el plan de reformas del Estado de bienestar. Pero, para regocijo de la oposición conservadora, el ambicioso proyecto laborista permanece en el papel más de un año después de su lanzamiento.El primer ministro británico admitió implícitamente esa realidad y otros embarazosos traspiés cuando se deshizo de Harriet Harman, ministra de Seguridad Social, el lunes. Harman, considerada una buena funcionaria, pero carente del ahínco que Blair demanda de todo su equipo, fue reemplazada por Alistair Darling, un abogado con fama de austeridad e ilimitado acceso al número 10 de Downing Street.

La reactivación del proyecto es vital para la credibilidad de Blair, que ha invertido prácticamente todo su prestigio en la promesa de reformar la seguridad social para construir un modelo universal de bienestar en los próximos años. Pero críticos de su política señalan que el fracaso de la modernización del sistema de seguriad social, cuyo funcionamiento demanda 100.000 millones de libras esterlinas, se debe en gran parte a la animosidad y total falta de coordinación entre Harman y altos miembros de su propio equipo, incluyendo nada menos que a su número dos, Frank Field, él mismo autor del Libro Blanco de reformas. Field es el hombre a quien Blair encargó el máximo empleo de la imaginación con la hoy célebre expresión de "pensar en lo impensable" a fin de revolucionar el sistema de la seguridad social. Sintomáticamente, Field también ha sido relevado de su puesto.

Los laboristas ganaron ampliamente las elecciones hace 15 meses con sonoras promesas de reducir la dependencia en el sistema y fomentar la utilización del ahorro del presupuesto de seguridad social para apuntalar otros departamentos. Sin embargo, medidas impopulares como los recortes de beneficios sociales para las madres solteras y la percepción generalizada de que los laboristas iban a reducir aún más los presupuestos para otros campos, incluyendo el de los minusválidos, pusieron en guardia a los sectores más necesitados. En todo el reino se comenzaron a ventilar sospechas y a trazar amargas comparaciones con las políticas poco sensibles de la era de Margaret Thatcher.

"Los próximos seis meses van a ser clave para la reforma del sistema de seguridad social", declaró un portavoz de Blair. Pero el escepticismo existe, y no sólo porque el alejamiento de Harman y Field crea un vacío técnico de duración incierta.

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