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El número de viviendas en las que ningún miembro percibe ingresos supera las 54.000

Andreu Missé

La imagen de un mercado laboral cada vez más confortable, en el que en el plazo de un año desaparecerá el paro, según el reciente pronóstico del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se desvanece rápidamente ante las estadísticas. El último estudio sobre la ampliación de los resultados de la encuesta de población activa, realizado por el Institut d"Estadística de Catalunya (IEC), revela un panorama inquietante. Pese a la mejora de los últimos años, los hogares sin ingresos crecen año tras año. En 1997, en Cataluña existían unos 54.600 hogares que no recibían ningún ingreso, y 664.700 sin ocupados.

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Las viviendas sin perceptores de ingresos son aquéllas en las que nadie que las habitan está ocupado ni recibe pensión de jubilación o desempleo. El constante crecimiento de este colectivo más desfavorecido que refleja el análisis del Intitut d"Estadística de Catalunya confirma las recientes conclusiones de Cáritas sobre la evolución de la pobreza. Estos datos ponen de manifiesto el asentamiento en la sociedad catalana de un modelo que evoluciona en la misma dirección que el imperante en algunos países anglosajones: se logra una relativa reducción del paro a costa de una mayor desigualdad. El estudio del Intsitut d"Estadística de Catalunya es, sin duda, el análisis más riguroso del mercado laboral de Cataluña y se viene realizando anualmente desde 1988. Se trata de una exhaustiva y sistemática muestra que recoge la opinión de más de 20.000 personas en 6.000 viviendas, una sexta parte de las cuales se renueva cada tres meses. El Gobierno de Convergència i Unió ha optado por silenciar las conclusiones de este trabajo, que refleja un panorama del mercado laboral más duro del que ofrecen otras estadísticas. No obstante, los datos que aporta encajan mejor que los procedentes de otras investigaciones con testimonios directos de la vida cotidiana de los ciudadanos de Cataluña . Según el Institut d"Estadística, en 1997 había en Cataluña 459.000 desempleados, 67.800 menos que dos años antes, pero 150.000 más que en 1991.(Ver cuadro de la página 3). Parados más indefensos Pero lo más preocupante es que la situación de los parados también se está agravando año tras año, como reflejan diferentes indicadores. Los desempleados que no percibían subsidio representaban el 68% del total en 1991; el 75,6% en 1995 y el 80,3% en 1997. Este deterioro está plenamente confirmado por la disposición de los desempleados a aceptar empleos cada vez en peores condiciones. Así, por ejemplo, los parados que estaban dispuestos a aceptar empleos "de categoría inferior a la esperada" han pasado de 56.300 en 1991 a 192.700 en 1997. También se registran aumentos en el cambio de residencia y de oficio. En 1991, sólo 15.000 personas estaban dispuestas a cambiar de residencia para encontrar un puesto de trabajo y 88.600, de oficio. En 1997, 47.000 aceptaron empleos en otras poblaciones y 223.600 oficios distintos a los suyos. Si se tienen en cuenta los ingresos, también se aprecia un deterioro de las expectativas de los desempleados. En 1991, un 17,6% de parados estaba dispuesto a aceptar un empleo con ingresos significativamente inferiores a su cualificación profesional. En 1997, un 36% de los parados estaba dispuesto a recibir una remuneración económica inferior a su nivel profesional. Ello con tal de lograr un puesto de trabajo. PASA A LA PÁGINA 3

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