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La Comunidad achaca al calor la muerte de miles de peces en Valmayor

Las orillas del embalse de Valmayor están plagadas de peces muertos. Son de una especie extraña, foránea de las aguas de la Península. Se trata del percasol, un pez que mide unos diez centímetros de longitud y no es comestible. Su muerte aún es un misterio. Se barajan varias hipótesis, aunque los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente atribuyen la mortandad a un golpe de calor. La Comunidad ha encargado un análisis exhaustivo de los peces para determinar el motivo de la mortandad.

"Hay decenas de miles de percasoles muertos a lo largo de los 15 kilómetros de orilla de este embalse y no sabemos por qué", señaló ayer el director general del Medio Natural, José Javier Fernández Santamaría. "Se barajan dos hipótesis. Una es la de un vertido contaminante que haya causado la muerte masiva de los peces. La otra es que un golpe de calor haya acabado con estos peces, ya que viven en aguas poco profundas", añadió Fernández."La primera teoría ha quedado prácticamente descartada, porque si hubiera habido un vertido habrían muerto peces de otras especies, como las carpas o los lucios, que también viven en estas aguas. Sin embargo, sólo han muerto percasoles", señaló el director de Medio Natural.

No se descarta que la muerte masiva de los percasoles se haya producido por "alguna otra circunstancia desconocida, propia de la especie", añadió Fernández. "La sobrepoblación de este tipo de pez puede haber provocado un exceso de materia orgánica en suspensión en el agua. Ese efecto reduce el nivel de oxígeno hasta tal punto que causa el ahogamiento de los peces", añadió Fernández.

La Consejería de Medio Ambiente puso ayer a 15 operarios, repartidos en tres cuadrillas, a recoger los miles de peces muertos para evitar su descomposición y la contaminación del embalse. "Se recogerán cerca de 30 toneladas de peces muertos", explicó Fernández. La Comunidad los eliminará enterrándolos en cal, materia que deshace los cuerpos.

En algunos puntos del pantano se acumulaban ayer hasta 200 peces muertos por metro cuadrado. Muchos estaban en estado de putrefacción. El olor era nauseabundo en los lugares donde se amontonaban los restos.

El percasol es un pez foráneo muy nocivo para el resto de las especies piscícolas. Es un depredador voraz, que provoca desajustes en el ecosistema natural porque se come los huevos de otros peces. "Puede que llegara a las aguas de Madrid como cebo vivo para pescar lucios", concluyó Fernández.

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