Educación bilingüe
En el número de EL PAÍS del 8 de julio de 1998, bajo Cartas al Director, en las páginas 11 y 12, con el título Educación bilingüe, el lector Donald Gilbert Santamaría, de Oakland, California, afirma que "la mayoría de la población hispana aprobó un proyecto de ley el 16 de junio a través del cual se elimina la enseñanza bilingüe" en ese Estado, y le parece que ello es muy conveniente para dicha población. A esto cabe objetar que, si bien las cifras de la votación han sido favorables a la iniciativa, tales cifras no fueron discriminadas por grupos étnicos. Y si se acepta que la "mayoría" de los hispanos votaron a favor, habrá que suponer un gran porcentaje de anglos entre quienes se opusieron en buen número, lo cual es inverosímil.En cuanto al socorrido argumento de que para aprender el inglés no hay que estudiar el español, cualquier persona bien informada sobre la situación en Estados Unidos sabe perfectamente que los hispanos mejor pertrechados para el uso del inglés son precisamente los que dominan, para empezar, el español. Que haya escuelas ineficaces para llegar
Pasa a la página siguiente
Viene de la página anterior
a este resultado, como sucede en los barrios pobres, es indudable, pero con semejante paso atrás sólo se conseguirá que enseñen menos, y desde luego también serán ineficaces para enseñar en inglés solamente.
De modo que la supresión de la enseñanza bilingüe sólo puede menoscabar la condición social de la colectividad hispánica, disminuir el prestigio de su cultura y rebajarla al nivel de la enseñanza que se imparte a los afroamericanos escolarizados sólo en inglés, nada envidiable, por cierto.- Suiza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.