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El alto el fuego decretado en Sudán no bastará para aliviar la hambruna

El alto el fuego decretado el miércoles pasado por la guerrilla meridional y el régimen de Jartum no bastará, en opinión de las agencias internacionales y de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de ayuda humanitaria, para acabar con la hambruna que padece Sudán. En el país más extenso de África, entre 1,2 y 2,6 millones de personas -según las fuentes- padecen hambruna y necesitan urgentemente ayuda humanitaria. La tregua , de un mes de duración, debería facilitar el envío y el reparto de alimentos y medicinas.

El más pesimista en su estimación fue, hace 10 días, Roger Winter, director de la Comisión estadounidense para los refugiados, que evaluó en 2,6 millones el número de sudaneses en peligro de muerte a causa del hambre. El Programa Alimentario Mundial (PAM) de Naciones Unidas da también la misma cifra mientras Unicef, la agencia de la ONU dedicada a la infancia, asegura que son 600.000 los niños afectados..Algunas ONG que operan sobre el terreno, como Médicos Sin Fronteras, reducen el número de víctimas de la hambruna a 1,2 millones. Su responsable para Sudán, Eric Goemaere, señaló el pasado fin de semana que de las 10.000 personas a cargo de su organización unas 15, las más débiles, fallecían a diario.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha efectuado a principios de mes un exhaustivo estudio de la crisis que golpea a Sudán donde sus delegados han visitado una decena de localidades, sobre todo en el sur del país, la región donde se ceba más la hambruna.

"La gente en esos lugares tiene que enfrentarse con una grave penuria de alimentos y la imposibilidad de acceder al agua o a cuidados médicos básicos", reza el informe del CICR al que ha tenido acceso EL PAÍS. "En el peor de los casos carecen de cualquiera de estas tres necesidades básicas". "El elevado número de refugiados se añade a los otros problemas regionales y el resultado es que la población es, en su conjunto, cada vez menos capaz de sobrevivir por sus propios medios y se dirige a marchas forzadas hacia la indigencia".

Niveles de desolación

"La primera conclusión basada en las evaluaciones sobre el terreno no confirma que en el sur de Sudán se dé una catástrofe generalizada", señala la Cruz Roja. "Los problemas están más regionalizados y en los diversos centros el nivel de desolación es distinto". "La situación es especialmente difícil para la población de la región de Baher el Ghazal" y es en la ciudad de Wau dónde el CICR encontró las peores condiciones. "(...) cada vez más gente desplazada llega allí y requiere asistencia de forma apremiante"."La situación en Wau es muy alarmante", insiste la Cruz Roja mientras que Unicef ha revelado que, según un muestro que hizo en esa región, la mitad de los niños de menos de cinco años padecen carencias alimentarias.

El Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA), a las órden de John Garang, decretó el miércoles un alto el fuego unilateral de tres meses al que el régimen islámico de Jartum respondió proclamando un cese de las hostilidades de un mes. El mérito de la tregua corresponde en buena medida al ministro adjunto británico de Asuntos Exteriores, Derek Fatchett, que viajó a la zona para promover la idea.

Ambos bandos llevan 15 años enfrascados en un guerra civil que tiene mucho de religiosa -el norte de Sudán es musulmán mientras el sur es animista y cristiano- que se ha complicado aún más con la aparición en las regiones meridionales de bandas armadas que colaboran con el Ejército regular. El conflicto y la hambruna han provocado estos últimos años una huida masiva de la población del sur del país que llegó a alcanzar los ocho millones de habitantes pero que ahora es de tan sólo cinco millones. El 15% están afincados en Baher el Ghazal.

La proclamación de la tregua ha abierto la esperanza de poder hacer llegar la ayuda a las poblaciones hambrientas por tierra y por vía fluvial y no sólo por avión, como sucede actualmente, lo que encarece los envíos.

El PAM tiene en marcha el mayor plan de transporte aéreo de sus 35 años de historia gracias a aviones de la fuerza aérea belga. La colocación en el sur de Sudán de cada tonelada de alimentos por vía aérea cuesta 1.600 dólares (243.000 pesetas), una cantidad que se reduciría a menos de la mitad o, incluso, a la tercera parte si el envío se hiciese por carretera o vía fluvial.

Varios países occidentales y otros del Cuerno de África que intentan desempeñar una labor de buenos oficios para pacificar Sudán, se esfuerzan ahora por conseguir la apertura de "pasillos humanitarios" por los que transitaría la ayuda. La urgencia del suministro humanitario es tal que, según Brenda Barton, portavoz del PAM, "la utilización de la vía aérea a gran escala seguirá siendo indispensable" en los próximos meses con tanta más razón cuanto que la temporada de lluvias acaba de empezar lo que dificultará aún más los desplazamientos de caravanas con alimentos o medicinas. Los peores meses de hambruna serán julio y agosto, según Caesar Mazollari, arzobispo de Rumbek.

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