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Albright advierte de que la última ofensiva serbia ha creado una situación "muy peligrosa"

El asalto a Balecevac, localidad situada a 10 kilómetros de la capital de Kosovo, proseguía ayer. El centro de información serbio en Pristina aseguró, a media tarde, que la mina de carbón había sido capturada. Sin embargo, a última hora de la noche, la batalla proseguía. El gobernador de Kosovo, nombrado por Belgrado, Veljo Odalovic, explicó que la lentitud de esta operación militar era debido al "intento de evitar bajas propias y de civiles". La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, calificó en Shanghai la situación de "muy peligrosa".

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EEUU habla en este conflicto con una sola voz. Poco después de la declaración de Albright, el embajador designado ante la ONU, Richard Holbrooke, advirtió de que la crisis "está a punto de transformarse en una emergencia que amenazará la estabilidad del sureste de Europa". Holbrooke, que volvió a defender sus contactos con la cúpula de la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) -"tienen el control militar"-, afirmó que en estos momentos su "máxima preocupación" es que "la situación puede explotar en cualquier momento" debido a un incidente.En esa línea, el secretario general de la OTAN, Javier Solana, viajará mañana a Sarajevo y el jueves a Albania, uno de los países más afectados por la grave situación en Kosovo (donde viven 1,8 millones de personas de origen albanés), para unificar criterios.

Mientras, en el terreno militar, anoche reinaba una confusión total. Las explosiones de granadas de mortero y el tableteo de ametralladoras en la zona de la mina de carbón de Belacevac, demostraban que la batalla no había terminado, tal y como anunció a mediodía la oficina serbia de información en Pristina.

Esta mina, una explotación a cielo abierto de más de 5.000 hectáreas, tiene una importancia estratégica para Belgrado. Produce el carbón que abastece a la central térmica de Obilic, que, además de generar electricidad para Serbia, la exporta a Grecia y Macedonia.

La lentitud en la captura de este pueblo minero se debe, según el gobernador serbio de Kosovo, a las medidas de precaución tomadas por el mando. El objetivo es evitar bajas propias y de civiles. Estas palabras de Veljo Odalovic parecen demostrar que la resistencia de los guerrilleros del ELK parapetados en Belacevac es grande. Varios testigos informaron anoche a periodistas occidentales de que el pueblo de Hade, próximo a la mina, estaba en llamas. Las fuerzas serbias habían logrado el control completo de Hade a las doce de la noche.

No obstante, es complicado obtener información fiable sobre lo que está sucediendo. La fuerzas serbias han impuesto un cordón sanitario que impide el acceso a la zona de combate a periodistas y diplomáticos. El argumento es simple: sus vidas corren peligro, dicen.

Odalovic anunció ayer que una vez que termine el operativo de Belacevac, la policía especial se ocupará de Kijevo, donde 200 civiles y 20 policías serbios están rodeados desde hace una semana por elementos del ELK. "No podemos permitir que en nuestro Estado existan personas secuestradas", dijo.

Fuentes de la Liga Democrática de Kosovo (LDK) que encabeza Ibrahim Rugova, el partido más votado por los kosovares, declararon que cuatro personas murieron en los combates del lunes en Belacevac, entre ellos un niño de ocho años por imposibilidad de prestarle asistencia médica. Otras ocho personas resultaron heridas.

La LDK era la organización con mayor autoridad sobre los albaneses de Kosovo. Pero con el estallido de los combates y la posterior represión serbia, ha ido perdiendo peso político en favor del ELK. De ahí las palabras de ayer del embajador Holbrooke: "El doctor Rugova no tiene el control del aparato militar". Rusia se sumó anoche a algunos países de la Unión Europea, que rechazan otorgar un papel negociador a la guerrilla.

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