El líder de los albaneses de Kosovo exige la retirada de tropas a Milosevic para negociar
La Alianza Atlántica y la Unión Europea (UE) dispensaron ayer su apoyo político al dirigente moderado de los albaneses de Kosovo, Ibrahim Rugova, quien exigió que el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, retire su Ejército y sus fuerzas especiales de la policía de esta provincia de mayoría albanesa. Pero los embajadores de la OTAN cuidaron bien en subrayar que la propuesta de independencia kosovar resulta inviable e inconveniente. Como medida transitoria, Rugova sugirió el establecimiento de un protectorado internacional sobre Kosovo.
"Estoy aquí para pedir protección internacional al pueblo de Kosovo, pues los ataques policiales inician la limpieza étnica, tras desplazar a casi 100.000 personas", declaró Rugova. "Es difícil negociar algo cuando están matando a tu pueblo; exigimos la retirada total de las fuerzas como condición", dijo tras entrevistarse con el Consejo Atlántico -el secretario general, Javier Solana, y los 16 embajadores- y con el comisario europeo Hans Van den Broek."La negociación se ha de abrir paso cuanto antes, pero no incondicionalmente", manifestó un portavoz de Solana, "y la principal responsabilidad para que se creen las condiciones que hagan posible su reinicio recae sobre Milosevic", precisó.
El embrollo radica en que el acuerdo Milosevic-Yeltsin obviaba esa retirada de fuerzas. Y en que Moscú abona la idea de Belgrado de que su presencia militar es indispensable para controlar la provincia y garantizar la seguridad de su minoría (el 90% es de etnia albanesa). Pero el incumplimiento de Milosevic de su compromiso para evitar la violencia podría modificar la actitud rusa, confía la diplomacia occidental. Tanto la OTAN como la UE solemnizaron su rotundo "apoyo político" a Rugova, porque representa la versión moderada del kosovarismo y el rechazo a la violencia. Los observadores temen que la continuación de los combates arrincone a los moderados. La opción radical del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), una guerrilla que controla ya cerca de un tercio del territorio de la provincia. "El efecto contagio amenaza con provocar una catástrofe", advirtió Van den Broek.
Paralelamente a estos contactos diplomáticos, el recién nombrado embajador de EEUU ante la ONU, Richard Hoolbroke, se vio ayer en Junik, el cuartel general del ELK en Kosovo, con dos de sus principales líderes, el escritor Lum Haxhiu, de 40 años, y el abogado Gani Shehu, de 30. Se trata de la primera reunión delante de la prensa internacional con jefes de una guerrilla que Belgrado califica de mera banda de terroristas.
Este encuentro, que se produjo mientras que Hoolbroke realizaba una visita por los escenarios de los combates, fue calificado de casual por la diplomacia estadounidense. Sin embargo, el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, dijo que el ELK y Milosevic están abocados a negociar. Se trata, según los analistas, de un claro mensaje a Serbia: Washington deja abiertas todas las opciones.
El ELK ha crecido de forma espectacular en los últimos meses. Se ha convertido en una alternativa real al moderado Rugova.
En la reunión de Junik, los interlocutores de Hoolbroke vestían uniforme militar y se hacían acompañar de fusiles de asalto. La posición de la OTAN y de la UE es más cauta. Ayer le hicieron ver a Rugova que apoyan la "devolución de la autonomía" que Milosevic anuló en 1990, pero que las soluciones deben encontrarse dentro del "marco de la República Federal"; es decir, "soluciones que no modifiquen las actuales fronteras". No es pasión por el statu quo, sino temor a que el apoyo a la independencia desborde el conflicto y se traslade a Macedonia y Albania.
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