El conservador Pastrana gana las elecciones presidenciales de Colombia
La racha de 12 años y tres presidentes liberales se quebró ayer en Colombia con la victoria del candidato conservador y líder de la Gran Alianza para el Cambio, Andrés Pastrana, de 44 años, católico fervoroso, que ha recibido un mandato más que suficiente para hacer frente a los más pavorosos problemas que ha tenido jamás esta nación: una economía devastada con capitales en fuga, que ahora es de esperar que se tomen un respiro y miren atrás; un paro oficialmente del 12% y en aumento, y un relativo aislamiento internacional, donde, con todo, el problema de la paz es el primero que ha de asumir el nuevo presidente.
Pastrana abre la puerta al cambio en Colombia
Ésta es una democracia en la que muy poco es democrático, como la aplicación de la ley, el gravamen a las fortunas, la existencia misma de un Estado al que da casi igual que soplen vientos neoliberales, porque primero debería pasar del estadio de la imposición de condecoraciones y papel timbrado al de las obras, para comunicarnos sólo entonces si quiere ser de derecha o de izquierda. Las elecciones de ayer fueron, además, un referéndum negativo sobre el partido liberal, sobre la corrupción de los cuatro años de Samper, que ha producido una tímida pero bienvenida renovación de la clase política, aunque, para la cólera de sus justicieros-detractores ha respetado a un presidente coriáceo y supremo artista del balón político, al que una buena parte de la ciudadanía cree culpable de financiación por el narcotráfico; y, quizá, en definitiva, sobre el propio bipartidismo del sistema colombiano.De madrugada, hora española, cuando se redondeaban todavía los cómputos en una organización de una pulcritud, fiabilidad y rapidez sorprendentes y admirables en una Colombia donde tantas cosas se hacen a ojo, Pastrana, con cerca de cinco millones de votos aventajaba en más de medio millón al alicaído y de bigote arriado como una bandera Horacio Serpa. La mitad de los casi 22 millones de colombianos con derecho a sufragio han demostrado creer que valía la pena dar una nueva oportunidad al sistema, apellidado esta vez esperanzada, aunque reiteradamente, de cambio; y de ellos, algo más de una mitad, han apoyado a una derecha que si en Pastrana es eminentemente presentable, no es seguro que pueda decirse lo mismo de algunos de sus apoyos periféricos. El vencedor en las elecciones de ayer se enfrenta a un reto pavoroso: nada menos que refundar Colombia; cualquier cosa menos que eso convencerá a la opinión de que han vuelto a perderse cuatro años.
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