Algo más que saludos cordiales
Hoy, como los dos últimos domingos, Javier Marías se sentará en una de las 458 casetas de la Feria del Libro de Madrid. El escritor, que no ha querido conceder entrevistas con motivo de la publicación de su novela Negra espalda del tiempo (Alfaguara) -«El narrador ya habla durante 400 páginas»-, no tiene, sin embargo, ningún inconveniente en charlar durante horas con sus lectores. «Parte de la gracia es la dedicatoria», aclara Marías, que siempre trata de poner junto a la firma algo un poco más personal que la tópica frase de «saludos cordiales».Tras el baño de masas que supone la Feria, la impresión del escritor es que últimamente le riñen mucho: le embroncó una traductora búlgara a la que no había contestado una carta; un señor muy ilustrado que conocía toda su obra protestó porque no eran Spitfire los cazas que citaba en una de sus novelas; otros le reprocharon que haya tardado cuatro años en publicar una nueva novela, y los más le reclamaron la segunda parte de Negra espalda del tiempo.
Para el autor de Un corazón tan blanco, que cada vez cuenta con más lectores extranjeros, la Feria ya no es lo que era. Se ha convertido en un autor tan popular -en dos horas firmó 175 ejemplares- y hay tanta gente esperando una firma suya que apenas puede charlar con los lectores. A los que llegan argumentando que no han leído nada suyo y pidiendo que les recomiende algo, les indica que se compren Los dominios del lobo, la novela que publicó cuando tenía 19 años.
Carmen Martín Gaite comparte con Marías la pasión por la Feria del Libro. Para la autora de Irse de casa (Anagrama), la Feria «es una de las pocas cosas que se conservan», y no es que ella sea conservadora, sino que le gusta mirar a los ojos de las personas que se acercan a pedirle una dedicatoria. Hace unos años lloró cuando una jovencita llegó en patines hasta la caseta para pedirle que firmara Caperucita en Nueva York y nunca olvidará al muchacho, «deteriorado y con pinta de estar triste», que se llevó un ejemplar de Lo raro es vivir. «Es un título tan guay», le respondió el chico triste cuando la autora quiso conocer cuál era el motivo por el que había comprado el libro.
Martín Gaite, que ahora cumple 40 años de la publicación de Entre visillos, no encuentra una explicación -«Eso es muy caprichoso»- al éxito de ventas que consigue un puñado de autores en la Feria, entre los que se encuentra ella desde hace varios años. «No voy a la tele, no tengo agente literario y no suelo hacer promoción».
Para un debutante en la Feria como Manuel de Lope todo ha sido llegar y besar el santo. Sus Perlas peregrinas (Espasa) están en todos los hit parades. Entre las personas que se han acercado a la Feria a pedirle una dedicatoria las había de tres tipos: «El lector antiguo que conocía toda mi obra, el que había leído Bella en las tinieblas y el que me descubre con Las perlas peregrinas».
Babelia
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