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Casi un millón de catalanes tienen que vivir con menos de 44.000 pesetas mensuales

A pesar de que el ciclo económico en España es expansivo, la pobreza no deja de aumentar en Cataluña: casi un millón de personas (962.000) viven con menos de 44.000 pesetas mensuales, según un informe de Cáritas, el brazo asistencial de la Iglesia católica. En su estudio, la entidad aplica el criterio de la UE sobre pobreza, que engloba a las personas con ingresos inferiores a la mitad de la renta media, que en España es de 88.000 pesetas. Cáritas constata que la pobreza se ceba cada vez más en los jóvenes y denuncia que se legisla sin tener en cuenta la creciente exclusión social.

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Según el informe de Cáritas, titulado "Las condiciones de vida de la población pobre en España", el porcentaje de pobres en Cataluña es inferior a la media española (un 16,1% de la población, frente al 19,5% del conjunto de España). Sin embrago, la provincia de Barcelona, por su magnitud demográfica, es la que tiene en cifras absolutas el mayor número de personas que viven "bajo el umbral" de la pobreza. Además de este informe, la organización benéfica presentó ayer un estudio elaborado por el sociólogo Joan Costa a partir de las actuaciones realizadas a lo largo de 1996 a través del Servicio de Ayuda Económica (SAE) de la diócesis de Barcelona. Las conclusiones del trabajo sociológico sobre Barcelona no difieren de las reveladas en el informe general de Cáritas: la pobreza afecta cada vez más a los jóvenes y a las familias con hijos pequeños o adolescentes. El paro es la principal causa de las situaciones de marginalidad y la falta de respuesta de las administraciones a los casos de extrema pobreza obliga a muchas personas o familias a recurrir a entidades como Cáritas. Con los resultados del estudio en la mano, el sociólogo invitó a las administraciones a reflexionar sobre el incremento de la pobreza y lanzó una pregunta al aire: ¿Nos encontramos con un problema social o es que se trata de una sociedad problemática, que necesita tener este cuarto mundo para sobrevivir?". La directora de Cáritas, Pilar Malla, denunció que actualmente se legisla "sólo de cara a las personas que ya están normalizadas, es decir, que ya tienen un trabajo y una renta fija, pero no se tiene en cuenta a los ciudadanos que de forma temporal o definitiva viven en una situación precaria que les condena a la exclusión social". El Servicio de Ayuda Económica de la organización diocesana atendió el año pasado un total de 1.919 demandas (que configuran un colectivo de 6.615 personas) y las ayudas económicas concedidas ascendieron a casi 168 millones de pesetas. La gran mayoría de los demandantes que acudieron a Cáritas (un 83%) son familias, de las que el 25% son núcleos monoparentales, formados por un padre o una madre con hijos menores. El paro afecta al 70% de los solicitantes de las personas que recurrieron a Cáritas. La mayoría de personas de este grupo de personas sin trabajo son cónyuges de edades comprendidas entre los 30 y los 55 años. Un 27% de estas parejas no superan los 30 años. Sólo un 17% de las solicititudes correspondían a personas que vivían solas. En su trabajo, el sociólogo Joan Costa revela también que la mayoría de las ayudas económicas prestadas por Cáritas (un 33,7% del global) se destinaron a sufragar gastos cotidianos imprescindibles, como alquileres de vivienda, que los solicitantes no podían afrontar. Casi el mismo pocentaje de ayudas económicas se destinaron a pagar alimentos y un 22% fueron concedidas para comprar material educativo para los hijos de las familias con necesidades económicas. El estudio pone de manifiesto que el cuarto mundo subsiste en las grandes áreas urbanas y se concentra en determinados barrios, los más marginales. PASA A LA PÁGINA 3

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