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El Congreso pide a Clinton que no ponga los pies en la plaza de Tiananmen

Bill Clinton no debería poner los pies en la plaza de Tiananmen de Pekín y tendría que colocar los derechos humanos por delante de los negocios en la visita que, a partir del próximo día 24, efectuará a China, según el voto mayoritario en sesión plenaria de la Cámara de Representantes de EE UU. La visita de Clinton a China, considerada por la Casa Blanca la de mayor dimensión estratégica de su presidencia, es también, para la mayoría republicana del Congreso, la más polémica. China ha previsto dar la bienvenida a Clinton en un acto oficial en Tiananmen.Los republicanos están presentando una dura batalla a Clinton a propósito de China en las dos cámaras del Congreso. Si la Cámara de Representantes desea que el presidente no visite Tiananmen, escenario de la represión de la revuelta democrática de 1989, el Senado quiere saber si su política de apertura al gigante asiático tiene algo que ver con el hecho de que el Ejército chino aportara dinero en 1996 a la campaña para su reelección.

El Comité de Inteligencia del Senado ha comenzado a investigar qué tipo de tecnología militar y espacial ha exportado EE UU a China en los últimos años y por qué la Casa Blanca ha apoyado esas transferencias. El jueves, en su primera sesión, el comité senatorial ya se enfrentó a la CIA.

El comité del Senado citó en la colina del Capitolio a George Tenet, director de la CIA, y le pidió toda la información en su poder sobre la transferencia a China de tecnología relacionada con misiles y satélites desde que Clinton levantó el veto en 1996. Tenet se negó a compartir esa información con el Senado, argumentando que ya existe una investigación sobre el asunto por parte del Departamento de Justicia, que dirige Janet Reno. Tras una complicada negociación, el ministerio terminó autorizando a la CIA a entregarle al Senado parte de la información en su poder.

Los republicanos sospechan que la seguridad nacional de EE UU ha sido puesta en peligro por la entrega a Pekín de algunos secretos tecnológicos norteamericanos. Y se temen que ello pueda estar vinculado al dinero del Ejército chino entregado en 1996 a la campaña de Clinton.

Clinton, no obstante, sigue adelante con la idea de que su visita de 10 días a China marque el nacimiento de una asociación entre los dos gigantes.

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