'English Only'
VARIAS ORGANIZACIONES hispanas y otras de composición interétnica de California han presentado una demanda ante los tribunales pidiendo la no aplicación de la Proposición 227, sobre la enseñanza del inglés en ese territorio, aprobada en referéndum el pasado martes. La proposición, respaldada por el 61% de los votantes, rompe con 30 años de educación bilingüe en el Estado norteamericano más poblado -33 millones- y obliga a los hijos de los inmigrantes a un curso de inmersión en inglés, al término del cual continuarán sus estudios exclusivamente en la lengua de Shakespeare. Los demandantes argumentan que viola la garantía de protección igual para todos de la Constitución de Estados Unidos y varias leyes federales sobre educación y derechos civiles.La proposición, promovida por el muy conservador político y empresario de informática Ron Unz, ha sido vista por la mayoría de los hispanos como una agresión a su derecho a educar también a sus hijos en su lengua materna. El 67% de los algo más de dos millones de hispanos que votaron en California el martes dieron un rotundo no al final de la educación bilingüe. Aunque los hispanos constituirán en el año 2020 el principal grupo humano de California, su peso actual entre el electorado no se corresponde a esa tendencia, porque muchos no tienen reconocida todavía la ciudadanía. Los anglos, californianos de origen europeo -todavía mayoritarios-, inclinaron la balanza a favor de la iniciativa de Unz. El 67% de los anglos votó a favor de la proposición, mientras que los afroamericanos se dividieron casi al 50%.
Unz dijo a los anglos que el ascenso hispano en California amenaza la hegemonía del inglés, que calificó de «cemento que mantiene juntas» las muchas comunidades étnicas, culturales y religiosas del Estado. La 227 se inscribe en las múltiples iniciativas conservadoras para apuntalar legalmente al inglés como la lengua oficial de EE UU: el movimiento denominado English Only, que Carlos Fuentes ha calificado como esfuerzo por hacer de EE UU «el idiota monolingüe del universo».
Aunque mayoritario en la práctica, el inglés no es la lengua oficial de EE UU, y eso, por voluntad de los Padres Fundadores. El Tribunal Supremo de Arizona declaró anticonstitucional hace unas semanas una ley de English Only que había sido aprobada años atrás en referéndum en ese Estado. El castellano no es un idioma extranjero en California, un territorio que perteneció a la Corona española, y luego, a la República de México durante tres siglos y que sólo fue incorporado a EE UU a mediados del siglo pasado y como resultado de una guerra de conquista. La resistencia de los anglos a convivir con un idioma que emplean al designar sus propios lugares de residencia -Los Ángeles, San Francisco, San Diego...- conspira contra la cohesión social.
A los hispanos, los defensores de la Proposición 227 les insistieron en que la educación bilingüe hace que sus hijos no lleguen a hablar nunca bien el inglés. Ese argumento hizo mella en el 37% de los votantes hispanos, que, deseosos de que sus hijos se integren plenamente en la sociead norteamericana, aprobaron el fin del bilingüismo en las escuelas. Bill Clinton, los principales políticos de California y el Departamento de Educación de EE UU se opusieron a la Proposición. Recordaron que el bilingüismo es técnicamente posible si la enseñanza es de una calidad mínima -lo que no es el caso de muchas escuelas californianas-; pusieron el acento en el drama de que 1,4 millones de escolares californianos -el 80% hispanos- van a tener que afrontar el día en que se vean forzados a entrar en aulas donde sólo se habla inglés (lo que se podría traducir en marginación, fracaso escolar, paro y delincuencia), y advirtieron de los peligros de tensiones étnicas y culturales que la proposición implica. La batalla política y legal continúa.
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